El acoso escolar también conocido como bullying es uno de los principales problemas a los que se enfrenta la comunidad educativa. Se entiende como hostigamiento: molestar a alguien o burlarse de él insistentemente. En el sentido jurídico, es el comportamiento que se encuentra amenazante o perturbador. El acoso escolar (también conocido en su término inglés, bullying) es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado. Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula y patio de los centros escolares. Los protagonistas de los casos de acoso escolar suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia (12-14 años), siendo ligeramente mayor el porcentaje de niñas en el perfil de víctimas. En el perfil del agresor sí se aprecia predominancia de los varones.
Los tres criterios diagnósticos más comúnmente aceptados por los investigadores europeos, que sirven para dilucidar si estamos o no ante casos de acoso escolar son (Oñate y Piñuel, 2005):
1) La existencia de una o más de las conductas de hostigamiento internacionalmente reconocidas como tales.
2) La repetición de la conducta que ha de ser evaluada por quien la padece como no meramente incidental, sino como parte de algo que le espera sistemáticamente en el entorno escolar en la relación con aquellos que le acosan.
3) La duración en el tiempo, con el establecimiento de un proceso que va a ir minando la resistencia del niño y afectando significativamente a todos los órdenes de su vida (académico, afectivo, emocional, familiar)
Las formas más habituales de bullying:
- Verbal. El más habitual. Insultos, motes, humillaciones, propagación de rumores, mensajes teléfonicos o llamadas...
- Social. Exclusión y aislamiento de la víctima, por ejemplo, se la deja fuera de las actividades, como un partido de fútbol en el recreo.
- Psicológico: basado en amenazas para provocar miedo, lograr algún objeto o dinero, o para obligar a la víctima a hacer cosas que no quiere.
- Físico. Agresiones directas e indirectas; por ejemplo, producir daño en objetos personales de la víctima.
- Ciberbullying. El acoso escolar a través de Internet ha aumentado enormemente en los últimos años. En este caso, la víctima no tiene tregua, pues el acoso no termina cuando llega a su casa. Además, la participación de terceros hace que se multiplique el número de acosadores, y puede suceder que, incluso cuando ha terminado el problema en el centro escolar, el acoso continúe en Internet.
Las consecuencias psicológicas más habituales de las víctimas de acoso escolar son el desarrollo de una baja autoestima, actitudes pasivas, trastornos emocionales, elevada ansiedad, depresión, problemas psicosomáticos, conductas evitativas, fobia social e incluso ideación suicida. Uno de los últimos casos de una adolescente que suicidó levantó de nuevo la alarma social.
Asimismo se ve afectado el rendimiento escolar y problemas de relación y afrontamiento. Pueden sufrir también TEPT.
Según la organización mundial de la salud uno de cada cuatro escolares sufre hostigamiento. En España ya hay centros con programas para prevenir el acoso escolar, como es el caso del programa: “TUTORIA ENTRE IGUALES” que se lleva aplicando en diferentes centros de Barcelona, Aragón y Castilla la Mancha. Ver video
“Es una estrategia educativa para disminuir la violencia y el acoso escolar dentro de los centros educativos tanto de primaria como de secundaria” Andrés González Bellido, Psicólogo Educativo.
Otro vídeo de la campaña "No al acoso"
Laura Fátima Asensi
Psicóloga Clínica y Forense