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domingo, 26 de agosto de 2012

PROBLEMAS DE ADAPTACIÓN DESPUÉS DE LAS VACACIONES


Se acaban las vacaciones, y podemos empezar a sentir ansiedad, debilidad generalizada, estado de ánimo deprimido, astenia, problemas de insomnio, hastío, tristeza, sentimientos de incapacidad, déficits de afrontamiento, dificultad para tomar decisiones, frustración,  falta de concentración, irritabilidad, tendencia al aislamiento, síntomas físicos como dolores musculares, náuseas, problemas digestivos...
 
La vuelta a la vida ordinaria puede suponer un cambio brusco para el organismo, un cambio, además, muchas veces no deseado. Ello puede provocar sentimientos de incapacidad para afrontar las rutinas pre-vacacionales, a nivel laboral, social, académico, familiar. Se puede desarrollar sintomatología similar a los estados ansioso-depresivos.

Muchas personas desarrollan una reacción emocional como la referida que se ha englobado en el ya denominado comúnmente  “síndrome postvacacional”.  Se describe como una incapacidad temporal de adaptación al trabajo y a otras áreas  tras la finalización de las vacaciones. El conjunto de síntomas que engloba este síndrome es amplio y varía en función de las personas, su vulnerabilidad, su percepción, su estilo personal y vital, y en función de otras variables contextuales.

Algunas posibles causas del desarrollo del estrés post-vacacional son, entre las más referidas, el desajuste horario, cambios en el ritmo diario y en los ciclos, cambios en las comidas, en los períodos de sueño, en la actividad social  y familiar, mayor flexibilidad en las  rutinas y horarios, períodos amplios de vacaciones, la posibilidad de realizar actividades gratificantes, etc. A todo ello añadimos el regreso a un entorno de obligaciones y exigencias y a un cambio brusco de ritmo, condicionado por las demandas cotidianas que vienen impuestas. Según la psicóloga Leonor Casalins, el síndrome postvacacional tiene su origen en el cambio de biorritmos de la vida cotidiana. El fin de las vacaciones supone una alteración del ritmo (supuestamente placentero) para recuperar nuevamente la rutina, más aburrida y con las dificultadas habituales.

La sintomatología que caracteriza el denominado “síndrome post-vacacional” no es duradera, desapareciendo habitualmente en la primera semana. La adaptación es transitoria, por lo que si el malestar permaneciera más de 10 días habría que valorar otras causas y es recomendable consultar a un profesional para analizar la posibilidad de otra problemática diferente referida a situaciones personales o laborales.
 
Una de las situaciones que predisponen o pueden provocar problemas de adaptación a la vida laboral después de las vacaciones son períodos vacacionales largos, así como problemas previos de adaptación al trabajo, desmotivación laboral. En este sentido, se recomienda repartir las vacaciones a lo largo del año, lo cual facilita la adaptación, y además nos ayudará psicológicamente saber que todavía tenemos vacaciones pendientes.

Resulta conveniente  la incorporación al trabajo de manera gradual, ya que el rendimiento irá aumentando en pocos días. Si es posible hacer la vuelta al trabajo un día entresemana favorecerá la adaptación psicológica. Es importante retomar la vuelta al trabajo con una actitud positiva, con visión de re-encuentro con la normalidad y nuestra tarea, será nuestra meta en los primeros días sin tratar de alargar este proceso inútilmente.

La Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria recomienda algunas medidas para prevenir la aparición del síndrome post-vacacional:

 
1)    Medidas Físicas:


-       Intentar regular los horarios y el reloj biológico los días previos a iniciar el trabajo.

-       Planificar al menos dos días al final de las vacaciones como período de adaptación de reincorporación al trabajo.

-       En la medida en que se pueda, incorporarse al trabajo regulando la intensidad de la actividad.

-       Dormir más días los primeros días de incorporación al trabajo, con un horario bien regulado.

 
2)    Medidas Psicológicas:

 
-       Evitar tener la sensación de que las vacaciones son un estado absolutamente opuesto al período de trabajo, y por tanto uno de placer, y el otro de malestar y sufrimiento.

-       Intentar organizar y planificar los primeros días, tomar el control sobre la jornada laboral.

-       Saber que se trata de un malestar propio de los primeros días y evitar darle demasiada importancia.

-       Evitar tomar una actitud de queja y malestar permanente.

-       Planificar actividades gratificantes en los días laborales, encontrando espacios y tiempo para las actividades de ocio.

-       Afrontar la vuelta al trabajo como un nuevo período vital en el que se pueden desarrollar nuevas actividades para el crecimiento personal.

-       Es muy importante que si una persona está afectada por la vuelta al trabajo, no tome decisiones importantes sobre su futuro laboral.

 
"El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional"

 

 

lunes, 20 de agosto de 2012

¿FOBIA SOCIAL O TIMIDEZ?


La Fobia Social (FS) es un problema de ansiedad que presenta entre el 3 y el 13 % de la población, aunque es probable que estas cifras sean más elevadas, ya que se trata de un problema por el que las personas no suelen acudir a la consulta de un psicólogo. Generalmente, la FS suele aparecer a mediados de la adolescencia y no es raro que la persona diga tener durante años una gran timidez o inhibición social. Algunas personas, no obstante, indican que el problema lo presentan desde niños. La FS puede aparecer a consecuencia de una experiencia estresante, humillante, o de ridículo, o bien puede haber ido consolidándose de forma lenta e insidiosa.

La característica distintiva del trastorno de fobia social es el temor al escrutinio por parte de los demás. Se caracteriza por el  miedo a las situaciones que impliquen relacionarse con otras personas, sobretodo si son desconocidas. La exposición a las situaciones sociales temidas provoca casi invariablemente una respuesta  inmediata  de  ansiedad,  que  puede  tomar  la  forma  de  una  crisis  de angustia situacional más o menos relacionada con dicha situación.  Consiste en un miedo persistente y acusado (que la persona reconoce como irracional o inapropiado) a  situaciones  sociales  o  actuaciones  en  público  por  temor  a  que  resulten embarazosas.

Cuando la persona con FS se encuentra en las situaciones sociales temidas experimenta una preocupación constante y teme que los demás la vean como una persona ansiosa, débil, rara o tonta. La persona con fobia social tiende a evitar las situaciones ansiógenas, lo que incide negativamente en su capacidad de afrontamiento.

La timidez es una forma atenuada de fobia social.   Aunque la fobia social puede confundirse con la timidez, las dos cosas no son lo mismo, todos tenemos miedo a alguna cosa, como por ejemplo a hablar con un jefe, a volar, a los insectos, a hablar o comer en público, a subir en un ascensor,  etc. Todos estos miedos pueden ser considerados normales, pero cuando el temor hacia esas situaciones es tan elevado que interfiere en nuestras vidas y nos priva de hacer muchas cosas que podríamos hacer, nos genera una ansiedad elevada, entonces esa timidez y  esos temores se convierten en fobias. La persona tímida siente ansiedad en las situaciones sociales, pero no es incapacitante ni supone un gran malestar, algo que sí ocurre en la fobia social.

Criterios para el diagnóstico de F40.1 Fobia social (300.23) DSM-IV:
 
A. Temor acusado y persistente por una o más situaciones sociales o actuaciones en público en las que el sujeto se ve expuesto a personas que no pertenecen al ámbito familiar o a la posible evaluación por parte de los demás. El individuo teme actuar de un modo (o mostrar síntomas de ansiedad) que sea humillante o embarazoso. Nota: En los niños es necesario haber demostrado que sus capacidades para relacionarse socialmente con sus familiares son normales y han existido siempre, y que la ansiedad social aparece en las reuniones con individuos de su misma edad y no sólo en cualquier interrelación con un adulto. B. La exposición a las situaciones sociales temidas provoca casi invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad, que puede tomar la forma de una crisis de angustia situacional o más o menos relacionada con una situación. Nota: En los niños la ansiedad puede traducirse en lloros, berrinches, inhibición o retraimiento en situaciones sociales donde los asistentes no pertenecen al marco familiar.

C. El individuo reconoce que este temor es excesivo o irracional. Nota: En los niños puede faltar este reconocimiento. 
D. Las situaciones sociales o actuaciones en público temidas se evitan o bien se experimentan con ansiedad o malestar intensos.
 
E. Los comportamientos de evitación, la anticipación ansiosa, o el malestar que aparece en la(s) situación(es) social(es) o actuación(es) en público temida(s) interfieren acusadamente con la rutina normal del individuo, con sus relaciones laborales (o académicas) o sociales, o bien producen un malestar clínicamente significativo.

F. En los individuos menores de 18 años la duración del cuadro sintomático debe prolongarse como mínimo 6 meses.

G. El miedo o el comportamiento de evitación no se deben a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o de una enfermedad médica y no pueden explicarse mejor por la presencia de otro trastorno metal (p. ej., trastorno de angustia con o sin agorafobia, trastorno de ansiedad por separación, trastorno dismórfico corporal, un trastorno generalizado del desarrollo o trastorno esquizoide de la personalidad).

H. Si hay una enfermedad médica u otro trastorno mental, el temor descrito en el Criterio A no se relaciona con estos procesos (p. ej., el miedo no es debido a la tartamudez, a los temblores de la enfermedad de Parkinson o a la exhibición de conductas alimentarias anormales en la anorexia nerviosa o en la bulimia nerviosa).

Especificar si:

Generalizada: si los temores hacen referencia a la mayoría de las situaciones sociales (considerar también el diagnóstico adicional de trastorno de la personalidad por evitación)


Algunas de las situaciones sociales más temidas por las personas con fobia social son:
  • Iniciar y/o mantener conversaciones
  • Quedar o citarse con alguien
  • Asistir a una reunión social
  • Hablar con personas con autoridad
  • Telefonear a personas poco conocidas o realizar gestiones
  • Devolver un producto en una tienda
  • Hacer y recibir cumplidos
  • Hablar en público
  • Ser el centro de atención
  • Comer/beber en público
  • Escribir o trabajar mientras le están observando
  • Preocupación cada vez que nos encontramos con alguien
  • Temor a propósito de que alguien nos mire y observe lo que estamos haciendo
  • Temor a que nos presenten
  • Dificultad para confrontarse en el trabajo o hacer reclamaciones (incluso si se tiene la razón y el derecho de hacerlo)
  • Tendencia a rehuir espacios cerrados donde hay gente
  • Sensación de que todos nos miran y nos desvalorizan
  • Temor a que nuestras intervenciones parezcan ridículas, pobres o inadecuadas. Miedo a quedarse en blanco o no saber qué decir
El DSM-IV hace una distinción entre fobia social específica o de tipo generalizado. El tratamiento tendrá que tener en cuenta esta diferencia a la hora de plantear estrategias de intervención diferenciadas.
 
Tratamiento psicológico de la Fobia Social

Tradicionalmente se ha dividido el tratamiento cognitivo-conductual de la FS en cuatro tipos   de procedimientos: Estrategias de relajación,  el entrenamiento en habilidades sociales, exposición y reestructuración cognitiva. Se trata de un tratamiento de tipo cognitivo-comportamental.

Se trabaja en dos niveles básicos:

  • Los pensamientos, ideas, interpretaciones que las personas tienen acerca de las situaciones que les producen miedo o ansiedad y acerca de sí mismas cuando quieren o tienen que enfrentarse a esas situaciones. Consiste en entrenar al paciente para detectar sus pensamientos y reemplazar o modificar aquellos que no resultan útiles, a fin de mejorar su  calidad de vida.
  • El comportamiento, habilidades, conductas, lo que hacen y lo que no en  las  situaciones  que  les  resultan  incómodas.  Consiste  en  la exposición controlada a aquellas situaciones que producen ansiedad. Con esto se consigue que la ansiedad causada por las distintas situaciones vaya disminuyendo paulatinamente hasta llegar a un nivel controlable  por  el  paciente.  El  psicólogo  enseña  al  paciente  unas técnicas basadas en habilidades sociales para que este pueda controlar la ansiedad, una vez conseguido esto a través de un proceso de meses de tratamiento, el paciente podrá enfrentarse a aquellas situaciones que antes creía no poder afrontar.

La combinación de ambas terapias permite a la persona que sufre estos trastornos conocer y cambiar su estilo de pensamiento, lo que lleva a un cambio de comportamiento, para lograr así, una mejora significativa en la calidad de vida, que es de lo que se trata.

En un primer momento se realiza una evaluación de la fobia social debiendo estructurarse para considerar  de forma sistemática los síntomas fisiológicos, conductuales y subjetivos, y las reacciones a ellos. tras diversas entrevistas, instrumentos de autoinforme, registros y medidas conductuales, se desarrollará un programa personalizado para el tratamiento cognitivo-conductual de la Fobia Social.

Con  frecuencia,  debido  a  la  excesiva  ansiedad  previa  (ansiedad  anticipatoria), deciden en ultimo momento no concurrir a reuniones o compromisos sociales para evitar  la  incomodidad  que  les  pudiera  provocar,  siendo  expertos  en  encontrar excusas. Por todo ello este trastorno puede traer asociadas, como principales complicaciones,  el abuso de alcohol, drogas, abuso de psicofármacos, depresión... La Fobia Social puede llevar a sufrir problemas laborales, déficits sociales, dependencia económica, dificultades de relación y para formar pareja, etc. 
Se desprende de todo ello el modo en que este trastorno empobrece la calidad de vida   pudiendo convertirse en un trastorno   invalidante para muchas situaciones cotidianas e interpersonales.

© Laura Fátima Asensi Pérez
Psicóloga col. Nº CV-2988

miércoles, 15 de agosto de 2012

¿Eres asertivo/a? La asertividad y su evaluación


¿Qué es la asertividad?


Como estrategia y estilo de comunicación, la asertividad se diferencia y se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la agresividad y la pasividad. Suele definirse como un comportamiento comunicacional maduro en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos.

La asertividad es  también, una forma de expresión consciente, congruente, clara, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia.

Una persona asertiva sabe expresar sus sentimientos y opiniones positivas como negativas en cualquier situación social. El ser asertivo proporciona diferentes beneficios, incrementa el respeto por uno mismo y la satisfacción de hacerse valer y de valorar las opiniones y deseos, también, de los otros. Asimismo las personas asertivas suelen ser mejor valoradas, aceptadas y respetadas por los demás.

Conseguir un nivel adecuado de asertividad supone un aumento de nuestra autoestima, mejorar la calidad de las relaciones interpersonales, aumenta nuestra capacidad de negociación, el trabajo en equipo, la convivencia,  y, al fin, permite un mayor respeto por nosotros mismos y por los demás. También supone mayor resistencia a las presiones, en situaciones personales, sociales, familiares y laborales. No olvidemos que ser asertivo también supone aceptar la asertividad de los otros, y mostrarnos tolerantes con sus deseos, peticiones y necesidades, aunque no estemos de acuerdo ni los compartamos.

La comunicación asertiva permite controlar conflictos y situaciones difíciles, consiguiendo un comportamiento más positivo que favorece las relaciones, al mismo tiempo que se minimizan sentimientos de ansiedad y reacciones de estrés, ayudando a manejar los desacuerdos de forma constructiva. 

Un libro recomendable y fácil de entender en este sentidopara introducir el concepto y algunas estrategias asertivas: “La asertividad, expresión de una sana autoestima” de Olga Castanyer Mayer-Spiess en el que se conceptualiza la asertividad como una habilidad estrechamente ligada al respeto y cariño por uno mismo, y por ende, a los demás.


                                                      ¿Eres asertivo/a?


(publicado en formato formulario y con auto-corrección en la web de psicoactiva.com)

 La escala (test) de asertividad de Rathus consta de 30 ítems. Se refiere a conductas donde el sujeto tiene como objetivo expresar opiniones, peticiones o negación ante determinadas presiones de otros.

Puedes rellenar el cuestionario y obtener los resultados  en el siguiente enlace:



domingo, 5 de agosto de 2012

La crisis nos trastorna

La incertidumbre laboral incrementa las consultas de psicología relacionadas con síntomas de estrés y ansiedad.

La actual situación económica dispara los trastornos de ansiedad derivados de los problemas laborales· La dificultad para conciliar el sueño, los problemas de concentración y la falta de apetito, entre los síntomas más frecuentes.

La inestabilidad en el empleo, las rebajas salariales, la desmotivación social e incluso el mobbing o acoso laboral se encuentran ya entre las principales causas que motivan alteraciones emocionales, como cuadros de ansiedad y depresión. El miedo a un horizonte incierto ha propiciado que las visitas a los psicólogos por estos trastornos se hayan incrementado desde que se recrudeciera la crisis. La dificultad para conciliar el sueño, los problemas de concentración y la falta de apetito son algunos de los síntomas que presentan los pacientes.

La vicedecana por Málaga del Colegio de Psicólogos de Andalucía Oriental, Francisca Ruiz, percibe, desde hace varios años, una mayor angustia entre los malagueños, que se origina, en la mayoría de los casos, por el estrés laboral que implica "asumir más funciones y responsabilidades de las que corresponden". Pero también resultan evidentes signos de "dejadez y apatía", ocasionados por la "presión", que remolcan hasta una "situación de indefensión aprendida". A su juicio, el psicólogo es, en tiempos de crisis, "más necesario que nunca", aunque se sigue considerando "un artículo de lujo".

A veces el problema se agudiza por el miedo a ser embargados o por la "deshonra" que les supone quedarse parados. "Hay un estigma del desempleado. Pierde su categoría y parece que ya no es válido, cuando realmente se trata de medidas de reducción de personal", indica la psicóloga y mediadora familiar Adela Casado, quien reconoce que algunos de sus pacientes han desarrollado incluso fobias sociales. "Uno empieza a sentirse mal por la sobrecarga laboral o la pérdida de nivel adquisitivo a raíz de los recortes. Evita el contacto con los compañeros que siguen trabajando, puesto que se siente diferente, y esto conlleva un riesgo de exclusión", matiza. En este sentido, la labor de los psicólogos pasa por mostrar recursos a los afectados, de forma que valoren sus capacidades y, profesionalmente, refuercen los aspectos más descuidados. El objetivo es conseguir "que tomen las riendas de su vida en el marco de la inestabilidad económica".

Las informaciones contradictorias sobre cuestiones como la evolución de los mercados hacen mella en aquellos que más se preocupan por su futuro laboral. "Los mensajes que nos llegan no son claros", critica la orientadora. Pero el repertorio de sinsabores que sigue arrojando la crisis repercute incluso en los niños, que, a juicio de los especialistas, constituyen termómetros emocionales, ya que son capaces de impregnarse por completo del ambiente que en su entorno familiar se respira. Las continuas noticias relacionadas con el paro, que no hacen sino rezumar negatividad, crean "abatimiento y sensación de fracaso", señala la orientadora profesional. Percepciones que, a veces de forma inevitable, los padres "transmiten a sus hijos", lo que deriva en la "desmotivación" a la hora de estudiar y en el "pesimismo" al buscar el primer empleo.

La psicóloga María del Mar Parra advierte que el trabajo "es una fuente de seguridad en la persona". Para muchos, el empleo "lo es todo", de manera que, al perderlo, "se desfondan y se quedan sin sostenimiento". Sin embargo, los que están "peor en la sociedad", añade, no recurren a los profesionales.

El panorama económico incide además en el aumento progresivo de consultas relacionadas con adicciones, que en ocasiones se convierten en el refugio de la crisis. En el caso de hombres, la dependencia suele referirse a bebidas alcohólicas, mientras que las mujeres se ven afectadas por el consumo desmedido de ansiolíticos y antidepresivos, como consecuencia de la tensión originada a partir de fenómenos como la pérdida del empleo o la reducción de ingresos. Desde los últimos cinco años, cada vez son más los jóvenes, que, desanimados, sobre todo, por no encontrar trabajo, buscan ayuda emocional. "Aprendemos que tomando una copa sentimos placer y nos activamos. Lo que ocurre es que el efecto pasa y necesitamos volver a tomar otra", comenta Casado.

Los trastornos obsesivos compulsivos, en su consulta, han experimentado un aumento desde 2008. Entre ellos destaca la obstinación "con mejorar la formación" o estar "continuamente" pendiente del móvil. "Detrás se esconde una inseguridad, ya que los pacientes no saben cómo reaccionar ante una circunstancia complicada y necesitan estar comunicados", afirma la psicóloga.

Otro ejemplo, aunque no necesariamente provocado por el impacto de la crisis, es la llamada tricotilomanía, un síndrome que obliga a arrancarse el pelo de forma compulsiva y que, con frecuencia, encuentra su desencadenante en situaciones que provocan estrés y angustia. Este trastorno del control de los impulsos se ceba en mayor medida con la cabeza, a la que pueden seguirle otras zonas, como las cejas y los genitales. "Los enfermos no son conscientes de que lo padecen. Cuando se dan cuenta se han quitado todas las cejas", afirma Rodolfo de Porras, psicoanalista del gabinete PsicoAbreu de Málaga. El 75% de sus pacientes acude a consulta privada por trastornos relacionados con la ansiedad.

Según la psicóloga Laura López, la tricotilomanía suele iniciarse en la pubertad, aunque lo normal es que pase desapercibida, dado que se considera una "manía". "Antes de la crisis, el hombre ya cursaba este trastorno. Ocurre que su sintomatología, ante un estado de angustia, se intensifica", asegura. A este respecto, existen también otros casos de parálisis funcionales que no responden a un origen orgánico, sino psíquico, y que resultan "inexplicables" desde el punto de vista médico.

sábado, 4 de agosto de 2012

Las consecuencias (positivas) de discutir con tu pareja

Según las conclusiones de la Convención Anual de la American Psychology Association, las discusiones de pareja son positivas.

¿Son buenas las discusiones de pareja? Para los investigadores sobre psicología positiva y del bienestar la respuesta es que sí. Al menos esta ha sido la primera de las conclusiones aportadas por los grupos de discusión de la Convención Anual de la American Psychology Association, que desde el pasado jueves se está celebrando en Orlando. “El perdón y el olvido en el matrimonio pueden ser beneficios a corto plazo, pero a la larga son perjudiciales porque no se resolverán los conflictos de pareja, provocando así que lo que en un principio era un pequeño problema se acabe convirtiendo en una losa insoportable”, explicaba el investigador de la Universidad de Florida James McNulty, tras presentar los resultados del estudio Toward a Contextual View of Psychological Processes and Well-Being. Una aproximación a las causas del éxito o fracaso de las relaciones de pareja.

El enfado y las discusiones matrimoniales son elementos necesarios para resolver los problemas, según se deduce del análisis comportamental de 225 parejas estadounidenses. Una novedosa línea de investigación que cuestiona uno de los principios básicos de la psicología positiva inamovibles hasta la fecha. Los efectos negativos del perdón se centran en que despoja a la pareja de las señales que marcan los límites de la transgresión. “Si uno de los miembros de la pareja hace o dice algo que ofenda al otro, y está en sus manos resolver el conflicto creado, será más beneficioso para ambos censurar esa actitud y no perdonar hasta que se solucione, si quieren ser felices a la larga”, explica McNulty.Cuanto más se perdone a una pareja más desagradable será.
Cada pareja tiene sus propias limitaciones y debe ser flexible a la hora de abordar los problemas que inevitablemente aparecerán durante la convivencia. No es posible generalizar en estos asuntos, lamentan los investigadores, ni existe un protocolo sobre la manera ideal de comportarse en una relación. Sin embargo, identificar los problemas y visibilizar la contrariedad cuando algo no va bien es una regla básica que comparten las parejas que han llegado a la vejez con un mayor grado de satisfacción. “Definitivamente, se ha demostrado que el perdón sistemático no está relacionado con que la pareja sea más feliz, sino todo lo contrario”, añade el psicólogo.

Las relaciones en pareja, un antídoto contra la depresión.

Los vínculos entre las relaciones amorosas, la salud y el bienestar han sido ampliamente analizados desde hace varias décadas. “Sabemos que las relaciones sentimentales, así como la correcta integración social, disminuyen el riesgo de muerte prematura”, explica la psicóloga Paula Pietromonaco de la Universidad de Massachusetts. La teoría del apego (o de los afectos) explica cómo los individuos cuentan con otra persona como referente emocional a la que acudir cuando se está angustiado o se está pasando por un importante bache vital. Evitar las discusiones puede acabar produciendo ansiedad y depresión.

En la edad adulta, según Pietromonaco, este referente es “frecuentemente” la pareja o el cónyuge, que se convierte en un apoyo muy importante, “especialmente, cuando las personas se enfrentan a un acontecimiento estresante, pues son su fuente de consuelo y tranquilidad contribuyendo a que el otro individuo se sienta mejor”.

En un estudio presentado en la convención por esta psicóloga, y en el que participaron unos dos centenares de personas recién casadas, se descubrió que la vida en pareja altera los niveles de cortisona, lo que contribuye a predecir enfermedades mentales, como la depresión y la ansiedad, que descienden cuando hay problemas conyugales. Al relacionar estos patrones con la salud mental se concluye que las parejas que intentan evitar las discusiones son a la larga las que más problemas de ansiedad y depresión sufren.

El apoyo psicosocial disminuye el riesgo a tener bebés prematuros
Esta psicóloga y su equipo llevaron a cabo otra serie de análisis para determinar el grado de interacción entre el bienestar de las parejas y la salud en general. Así, en uno de los estudios se concluyó que las mujeres embarazadas con un fuerte apoyo psicosocial eran más susceptibles de tener un hijo sano, con un desarrollo óptimo del feto y con menos posibilidades de tener hijos prematuros. El bienestar del matrimonio está asociado a la longevidad.

Estas líneas de investigación todavía tienen un corto recorrido, por lo que los propios autores advierten sobre la necesidad de seguir concretando los resultados. “Aunque los estudios que relacionan la psicología con la salud están empezando a tener en cuenta los efectos del estado emocional de las parejas, estos resultados todavía no se han utilizado para ayudar a las personas a combatir enfermedades crónicas como el cáncer o la diabetes”, lamenta Pietromonaco. Una contribución que podría ser muy útil para que las personas encargadas de cuidar a los pacientes les ayuden a afrontar mejor la enfermedad.

Fuente: El Confidencial  http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2012/08/04/las-consecuencias-positivas-de-discutir-con-tu-pareja-103223/

jueves, 2 de agosto de 2012

Técnicas de relajación en video

Técnicas de relajación en video. Las he encontrado en You Tube (subido por "granada psicólogos"), y es uno de los audiovisuales más aceptables desde mi punto de vista, que resume en 15 minutos  técnicas de relajación, respiración y visualización guiadas para disminuir la ansiedad y el estrés

Enlace donde las podéis ver y/o bajar: