Voy a ampliar la intervención que realicé en el
telediario de Telecinco del día 1 de octubre de 2018 sobre la
relación e influencia de determinado estilo educativo y riesgo de conducta
delictiva y violenta.
Laura Fátima Asensi en Tele5 |
Ya sabemos que en el televisión, y sobre todo en los telediarios, cortan las intervenciones sobre las que te solicitan opinión y publican unos segundos que, a veces, no son el mejor titular de las declaraciones efectuadas.
El asunto del reportaje era el excesivo permisivismo como estilo educativo y su consideración como un factor de riesgo. El tema venía al hilo de la polémica que suscitó la Memoria anual de 2018 de la FISCALÍA DE LA COMUNIDAD AUTÓNOMA DEL PAIS VASCO, concretamente en las referencias que se realizan en el en el apartado 5.6 sobre Menores, capítulo II - Evolución de la criminalidad. Al hilo de esa cuestión, la Fiscal delegada de Araba/Álava, reflexiona sobre la utilización de violencia en la comisión.
Literalmente
se expresa: “Porque
el menor infractor desea algo y lo quiere ya, si a la nula frustración añadimos
la impulsividad ya está abierto el camino al delito. A todo esto debemos añadir
que vivimos en una sociedad consumista en la que prima el interés individual
sobre otros intereses de índole social. Los padres no refrenan los impulsos
consumistas de sus hijos y muestran una vocación que tiende a que a sus hijos
no les falte de nada, aunque para ello deban sacrificarse los propios padres,
¿es esto acertado? No. Desde pequeños debemos aprender que no siempre se logra
lo que se desea, y que de esa experiencia nace un enriquecimiento personal que
nos hará esforzarnos en la vida. Es la educación familiar la primera que debe
dirigirse a lograr que los niños entiendan que no siempre se puede tener todo”
En la
entrevista que me realizaron, para aportar el punto de vista psicológico a
estas afirmaciones realizadas desde la fiscalía, comenté que un estilo educativo permisivo o indulgente puede implicar unas consecuencias en los hijos tales como baja competencia
social, baja tolerancia a la frustración, impulsividad, falta de autocontrol,
egoísmo, inestabilidad emocional y disminución de la responsabilidad, entre otras.
Algunos de
estos comportamientos y rasgos de personalidad (baja tolerancia a la
frustración, impulsividad, egocentrismo, falta de habilidades sociales,
egoísmo, bajo autocontrol…) se consideran factores de riesgo para el desarrollo del
comportamiento delictivo o antisocial. No obstante, hay que considerar que el
desarrollo de la delincuencia es multicausal y complejo, influyendo otros
factores de riesgo sociales, personales, biológicos y de oportunidad. Además, es necesario considerar también los diferentes factores de protección y
resiliencia.
La mayor parte de los factores de riesgo, aisladamente, tienen una baja correlación con la delincuencia; el problema es cuando se acumulan varios (efecto multiplicativo o exponencial).
La mayor parte de los factores de riesgo, aisladamente, tienen una baja correlación con la delincuencia; el problema es cuando se acumulan varios (efecto multiplicativo o exponencial).
En conclusión, no se puede realizar una relación causal lineal entre estilo educativo y delincuencia, aunque bien es cierto que algunos de los rasgos y conductas que se pueden desarrollar con un estilo de educación y socialización de tipo excesivamente permisivo y caprichoso, como son la baja tolerancia a la frustración, baja competencia para la resolución de conflictos, escasa competencia social, bajo autocontrol y alta impulsividad, son considerados factores de riesgo personales para el desarrollo del comportamiento delictivo y antisocial.
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