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viernes, 18 de enero de 2019

Empatía. Diferentes aspectos


La empatía es una variable fundamental en el estudio de la conducta humana. Su análisis resulta de mucho interés tanto en el ámbito de la psicología y la psicopatología como en el estudio de la conducta prosocial y criminal.






La empatía da sentido al comportamiento de otros y permite identificar las emociones y los pensamientos ajenos para emitir respuestas adecuadas.  A través de ella podemos comprender las emociones ajenas y nos permite no sólo comunicar e interactuar con otros en aspectos afectivos, sino, también, predecir acciones, intenciones y sentimientos de los demás. Esta motivación genera una verdadera conducta prosocial.


Por otra parte, la empatía se puede relacionar con una mejor competencia y satisfacción profesional, así como con un menor estrés en el desarrollo laboral.

El origen, causas y concepto de empatía tiene diversas interpretaciones. Vamos a realizar un breve resumen sobre aspectos e información que puede resultar de interés.

Se puede considerar dos aspectos, diferenciando entre empatía cognitiva y empatía emocional.

-     Empatía emocional o afectiva: la capacidad de responder con un sentimiento adecuado a los estados mentales de otro. Es decir, capacidad para reaccionar emocionalmente ante las experiencias de los otros.
-     Empatía cognitiva: la capacidad de comprender el punto de vista o estado mental de otro. La atención se pone en los procesos cognitivos relacionados con la capacidad para adquirir el punto de vista de la otra persona.



Dos teorías que explican la empatía: las neuronas espejo y la teoría de la mente. Las neuronas espejo son un tipo particular de neuronas que se activan cuando un individuo realiza una acción, pero también cuando observa una acción similar realizada por otra persona. Las neuronas espejo permiten experimentar en uno mismo la acción que estamos observando.

Para la teoría de la mente, atribuir la mente a otra persona es una actividad teórica porque no podemos observar su mente, pero generamos hipótesis sobre lo que él o ella está pensando o sintiendo y, de esta manera, interpretamos su comportamiento (García,  González y Maestú, 2011).




En diversos estudios se plantea que los déficits en el desarrollo empático y la teoría de la mente (ToM) son predictores significativos para desarrollar conductas antisociales, habilidades sociales inadecuadas, problemas para hacer juicios morales y dificultades en las relaciones interpersonales. Los problemas en el desarrollo empático se han asociado también a déficits neuropsicológicos, relacionados sobre todo con el funcionamiento de los lóbulos frontales, córtex prefrontal (y otras área cerebrales). El desarrollo de la empatía necesita, por tanto, el funcionamiento de un verdadero circuito conformado por diversas áreas del cerebro, muchas de las cuales se encuentran interconectadas. Se incluye la amígdala y el sistema límbico, el sistema de neuronas espejo y la ínsula anterior.

En un trabajo de  Tirapu, Balmaseda y Escribano se afirma que cuando el daño cerebral es frontal, sea derecho o izquierdo se observa una afectación de la empatía tanto cognitiva como emocional. El estudio concluye que las respuestas empáticas requieren de la integración de procesos cognitivos y emocionales y que la región medial del córtex prefrontal juega un papel crucial en la red implicada en la empatía.

Existen múltiples trastornos en los que la afectación de la cognición social y de la empatía constituye un elemento esencial. Una de las primeras patologías en ser asociadas con estos procesos fue el autismo. Estudios realizados en personas con trastornos del espectro autista (TEA) han demostrado bajo cociente de empatía. El déficit en la cognición social es el eje sobre el que giran los aspectos relacionados con la génesis de los TEA.

Es el caso del trastorno antisocial de la personalidad o la psicopatía, que ha sido relacionado con alteraciones en varios procesos de cognición social, siendo el más comúnmente observado el déficit en la capacidad para sentir empatía, así como la dificultad en la autorregulación emocional. Otro déficit referido es el del reconocimiento de expresiones emocionales. Sin embargo, las personas con psicopatía poseen una correcta capacidad para mentalizar, es decir, son capaces de saber lo que otros piensan y sienten, aunque eso no le genera la emoción empática. Este aspecto se puede relacionar con la capacidad de entender a los demás y utilizar este conocimiento para aprovecharse de ello.

Otra de las patologías, psiquiátrica esta vez, en la que se han observado déficit en la cognición social es en las psicosis.


Aplicación práctica de la empatía.





Centrándonos en otra línea de análisis de la empatía, aspectos básicos de la empatía de utilidad en el ámbito personal y profesional son los siguientes.

  • La escucha activa (escuchar, saber escuchar y transmitir que se escucha). Aquí influye mucho el manejo de aspectos relacionados con la comunicación no verbal.
  • Percepción, interpretación y comprensión, tanto del contenido verbal como de la información no verbal y paralingüística (tono, volumen, silencios…)
  • Adopción de perspectivas. Considerar las diversas perspectivas personales, sociales, contextuales  con distancia suficiente. Adoptar otros puntos de vista, pensando cómo lo vería otra persona externa.
  • Transmitir y mostrar comprensión. Sin juzgar, con confianza y sensibilidad. Es una habilidad que se puede aprender.


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