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jueves, 28 de marzo de 2013

Una nueva teoría explica las bases de las conductas obsesivas


Colocarse el pelo, tocarse la nariz o cualquier otro tipo de tic son conductas que se realizan sin obtener nada a cambio. Durante décadas la comunidad científica pensaba que los mecanismos que originan estas acciones, denominadas adjuntivas, poco tenían que ver con los que provocan comportamientos como comer o dormir, que generan una recompensa y que se conocen como operantes.

Tras más de 20 años investigando ambos tipos de conductas en ratas, científicos de la UNED (España) y de la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos) han revisado decenas de estudios y han concluido que ambos tipos de comportamientos sí están relacionados.

Según los investigadores, las conductas adjuntivas, con las que no se obtiene recompensa, son en realidad un tipo de comportamiento operante, porque sí existe un trofeo, pero que se demora en el tiempo. En el caso de las ratas, en uno de los artículos analizados, los científicos les suministraban pequeñas bolas de comida con intervalos temporales y comprobaban cómo se repetía la conducta en cuestión.

Ese mismo experimento también abordaba la bebida de líquidos. “Las ratas beben sin tener sed, pero no lo hacen porque sí: su comportamiento es sensible a las consecuencias”, explica Ricardo Pellón, investigador del departamento de Psicología Básica I de la UNED y uno de los autores del trabajo.

Además, las variables motivacionales que mueven ambas conductas son similares, según este estudio, que se publica en la revista Learning & Behavior. Estas variables están relacionadas con el organismo (como puede ser el nivel de hambre) y con la recompensa (cantidad de comida suministrada).  

La revisión bibliográfica dibuja un nuevo marco teórico, pero que falta por confirmar con nuevos experimentos. “Tenemos que validar que la teoría es cierta y por eso estamos empezando un nuevo proyecto, centrado en estudios de comportamientos diferentes a la bebida en la rata de laboratorio, para probar su generalización”, indica Pellón.

De confirmarse, el nuevo modelo teórico propuesto tendría implicaciones en la base de determinadas patologías, como los trastornos obsesivo-compulsivos. “Si las conductas son operantes se pueden modificar con las mismas técnicas”, adelanta el investigador de la UNED. De esta forma, el tratamiento podría ser diferente, centrado en una terapia conductual, que actuara como complemento de los fármacos prescritos al paciente.

La anorexia también podría abordarse desde este nuevo marco teórico, puesto que numerosas conductas adjuntivas desarrolladas por los pacientes, como el ejercicio físico excesivo, podrían tratarse de otra forma. 

(Fuente: divulgaUNED)

martes, 5 de febrero de 2013

Un test mide la "felicidad" en 15 minutos

El trabajo se publica en la revista 'PLOS ONE'

Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid han diseñado, con la colaboración de la Organización Mundial de la Salud, un 'test de la felicidad' óptimo para evaluar el bienestar subjetivo de grandes muestras poblacionales y para ser utilizado como indicador de progreso social.

 
Investigadores españoles han diseñado y validado una versión abreviada del ‘Day Reconstruction Method’ (DRM), un test desarrollado por el premio Nobel de Economía Daniel Kahneman que evalúa el estado afectivo de las personas.
 
Fuente: SINC (Servicio de Información y Noticias Científicas)

sábado, 12 de enero de 2013

Conformidad con el grupo. La influencia social

Un experimento de psicología social, de los años 50, que muestra cómo las personas prefieren pertenecer al grupo a toda costa, antes que defender lo más razonable. Este experimento demuestra cómo las personas pueden renunciar incluso a suscreencias o a la realidad, con tal de no enfrentarse a la opinión del grupo.

Los experimentos de conformidad con el grupo de Asch demostraron significativamente el poder de la conformidad en los grupos. También demuestra que somos, en general, facilmente manipulables, y conformistas. Muchas personas tienen poca resistencia para superar las presiones del grupo. Lo que Asch descubrió le sorprendió tanto a él como a la emergente psicología experimental.

Si lo repitiéramos hoy, ¿sería diferente? Lo cierto es que no... Los resultados, 60 años después, son similares.
 
 

lunes, 26 de noviembre de 2012

Ansiedad ¿eres o estás?


La ANSIEDAD es uno de los problemas psicológicos más habituales y de mayor prevalencia en la actualidad, aunque no siempre puede considerarse un problema clínico. La ansiedad es una reacción similar al miedo, pero que ocurre en situaciones que no son potencialmente peligrosas.

 La ansiedad puede ser definida como una reacción negativa con tres componentes principales:  uno fisiológico (relacionado con la activación del sistema nervioso), otro afectivo o emocional (caracterizado básicamente por sentimientos de miedo y preocupación)  y otro componente cognitivo, que se refiere a las interpretaciones o pensamientos negativos. La principal característica de la ansiedad es la sensación de incontrolabilidad.



 Se pueden distinguir dos tipos de ansiedad:
-      Ansiedad-Rasgo, entendida como una  característica de personalidad que indica tendencia al desasosiego, inquietud o preocupación de forma persistente, y que es independiente de la situación o contexto en el que nos encontremos. Es una propensión ansiosa, relativamente estable, que caracteriza a las personas con tendencia a percibir las situaciones como amenazadoras. Conceptualizamos los rasgos como elementos básicos de la estructura de la personalidad que determinan nuestra conducta regular y persistentemente en muchos tipos de situaciones diferentes.

-     Ansiedad-Estado es un estado emocional transitorio. Una respuesta emocional reactiva a una situación o contexto estresante o percibido como tal, y por tanto es de carácter transitorio, se da de forma inmediata y es una reacción menos duradera.

Si tomamos como ejemplo el rasgo de ansiedad, las personas que se caracterizan por ser poco ansiosas será más probable que, ante diferentes situaciones estresantes o amenazadoras (p.e. exámenes, hablar con figuras de autoridad o del otro sexo, hablar en público, afrontar situaciones de emergencia en las que hay que actuar rápidamente), muestren un nivel de ansiedad menor que las personas con un alto rasgo de ansiedad.
Los estados representan acciones, reacciones emotivas o interpretaciones concretas en función de la situación en la que se encuentra la persona (p.e. experimentar ansiedad ante un examen o ante una presentación en el trabajo, ansiedad de separación, etc.). Se enfatiza que los estados representan cambios emotivos y del estado de ánimo como la depresión, la alegría o el cansancio. Eysenck y Eysenck entienden el concepto de estado como acontecimientos singulares o conductas atípicas en relación con el carácter de las personas. Así, un individuo habitualmente sociable, o con un alto rasgo de sociabilidad, podría comportarse de manera poco sociable en una ocasión particular, del mismo modo que una persona generalmente poco ansiosa, o con un bajo rasgo de ansiedad, podría mostrar mucha ansiedad en un momento concreto.

Según este enfoque, el nivel de ansiedad que una persona experimenta en un momento concreto (estado de ansiedad), depende tanto del grado de estrés presente en la situación, como de la susceptibilidad del individuo a la ansiedad (ansiedad rasgo)
En este sentido, las personas más ansiosas acostumbrarían a mostrar reacciones de ansiedad elevadas incluso en situaciones relativamente poco estresantes o amenazadoras.
Si tenéis curiosidad por evaluar vuestra ansiedad estado-rasgo, y responderos a la pregunta ¿eres o estás? se puede utilizar el STAI, os pongo dos enlaces, uno con el cuestionario y el segundo con la ficha del cuestionario y los baremos de corrección.


Laura Asensi Pérez
Psicóloga Especialista en Psicología Clínica
Psicóloga Forense


Si necesitas ayuda, tratamiento o asesoramiento, contacta con nosotros. También puedes visitar nuestra web: Consulta de Psicología - Laura Fátima Asensi


sábado, 24 de noviembre de 2012

El Trastorno Límite de Personalidad (TLP). Tratamientos eficaces


ü  Descripción: El TLP consiste en un patrón persistente de inestabilidad en las relaciones interpersonales, afecto y autoimagen con escaso control de impulsos.

 
Es un síndrome heterogéneo, difícil de delimitar, con presentaciones clínicas y del comportamiento que varían entre individuos y entre los distintos momentos de evolución de un mismo paciente. La variabilidad de las presentaciones clínicas del TLP conlleva que sea un trastorno infradiagnosticado. Los sujetos con este trastorno pueden llegar a realizar frenéticos esfuerzos para evitar un abandono real o imaginario. Son muy sensibles a las circunstancias ambientales. La percepción de una inminente separación, rechazo o la pérdida de la estructura externa, pueden ocasionar cambios profundos en la auto-imagen, afectividad, cognición y comportamiento.

 
Presentan cambios bruscos y dramáticos de la auto-imagen, caracterizados por cambios de objetivos, valores y aspiraciones personales o profesionales. Se aburren con facilidad y están buscando siempre algo que hacer.

 
El estado de ánimo básico de tipo disfórico de los sujetos con un trastorno límite de la personalidad, suele ser interrumpido por períodos de ira, angustia o desesperación. Para los afectados suele ser difícil mantener relaciones interpersonales y desenvolverse correctamente en los distintos ámbitos sociales.
 

Las personas con TLP pueden experimentar dificultades como: significantes cambios de humor, pérdida de la confianza, conductas impulsivas y de autodestrucción, abuso de sustancias, excesiva sensibilidad y temor al rechazo y a la crítica.

 
ü  Las causas del TLP son complejas e indefinidas. Se describen  distintos factores que pueden estar implicados en su etiología: vulnerabilidad genética; alteración de los neurotransmisores y disfunción neurobiológica de la regulación emocional y el estrés; factores psicosociales; y desorganización de aspectos del sistema conductual  filiativo, concretamente, del proceso de apego.
 

ü  Diagnóstico: e recomienda utilizar instrumentos de medida a fin de conseguir el diagnóstico fiable de los trastornos de la personalidad, dado que se dispone de entrevistas y cuestionarios con buenas propiedades psicométricas y utilidad clínica, así como utilizar entrevistas semiestructuradas, basadas en la taxonomía psiquiátrica del DSM.

 
ü  Algunos de los tratamientos psicológicos con evidencia científica (fuente: Grupo de trabajo de la guía de práctica clínica  sobre trastorno límite de la personalidad. Fórum de Salud Mental y AIAQS, coordinadores. Guía de práctica clínica sobre trastorno límite de la personalidad. Barcelona: Agència d’Informació, Avaluació i Qualitat en Salut. Servei Català de la Salut. Pla Director de Salut Mental i Addiccions. Departament de Salut. Generalitat de Catalunya; 2011):

 
·        Psicoeducación. Se recomienda la psicoeducación como una intervención inicial para mejorar la información de los pacientes acerca de su trastorno. Asimismo se recomienda la psicoeducación en familiares de pacientes con TLP para disminuir la carga familiar percibida y mejorar las habilidades de afrontamiento del entorno familiar frente al trastorno.

·       La terapia cognitivo-conductual (TCC) no ha presentando suficiente evidencia para ser utilizada en pacientes con TLP.
 
·       La  Terapia cognitiva centrada en esquemas (TCE) se recomienda para mejorar la sintomatología del TLP así como la recuperación clínica y la calidad de vida. La GPC del NICE (2009)  describe la terapia cognitiva centrada en esquemas (TCE)  y resalta la importancia de los esquemas cognitivos disfuncionales que se aprenden en la juventud (esquemas inadaptados precoces) y los procesos que hacen que sean inflexibles y que impiden un nuevo aprendizaje: mantenimiento, evitación y compensación de los esquemas. Se anima a la persona a que analice hasta qué punto estas creencias nucleares le han ayudado a adaptarse a circunstancias adversas anteriores, y que se pregunte si son apropiadas para ayudarle a adaptarse a su situación actual. El tratamiento trata de facilitar la conexión afectiva y el reaprendizaje.

·        Se recomienda la Terapia Dialéctico Conductual (TDC) en pacientes con diagnóstico de TLP para reducir la frecuencia de intentos de suicidio, ideas suicidas y nivel de depresión, y disminuir la probabilidad de abandono de la terapia y de ingreso psiquiátrico. La TDC es un programa en el que se describen cinco etapas del tratamiento: pretratamiento, obtención del control conductual, procesamiento emocional del pasado, resolución de los problemas ordinarios de la vida y capacidad de experimentar una alegría sostenida. La TDC incorpora nuevas estrategias terapéuticas basadas en la dialéctica. La “dialéctica” hace referencia a un diálogo entre diferentes puntos de vista, basado en la aceptación de distintas posiciones, para acercarse a una realidad integrada. El terapeuta utiliza este enfoque dialéctico para favorecer el compromiso del paciente en la terapia y manejar la relación terapéutica._________________
 
                                                                                                       
                                                                                   Laura Fátima Asensi Pérez
                                                                                   Psicóloga Especialista en Psicología Clínica
                                                                                   Psicóloga Forense
 

domingo, 4 de noviembre de 2012

¿Qué tal andamos de atención selectiva?


La atención selectiva se refiere a la capacidad para actuar flexiblemente, dedicando la actividad psicológica a lo «relevante» y no a lo «irrelevante», según los intereses particulares del momento (Botella, 2000). Consiste en realizar un procesamiento selectivo de la información que nos interesa, obviando el resto. La persona selecciona la información a la que presta atención y da respuestas tan sólo a determinadas demandas del ambiente. Por ejemplo, puede haber ruido, música o personas hablando a tu alrededor y sin embargo focalizar tu atención en la lectura de un libro o en realizar un trabajo.

Dado el amplio número de estímulos que nos rodean, la atención selectiva nos permite evitar una sobrecarga en el procesamiento cognitivo y además favorece la respuesta y ejecución de una respuesta o tarea, así como el rendimiento. Está relacionada con la elección y la utilización de la estrategia  más adecuada a la situación.

La atención selectiva dependerá de las características de los estímulos (como cantidad, tamaño o intensidad) y también de las características personales (como el nivel de activación fisiológica, el estilo personal o la motivación)

Según estudios, el cerebro humano puede absorber simultáneamente 11 millones de unidades de información, sin embargo solo percibimos conscientemente un máximo de 40. Por un proceso de habituación nos desentendemos  de sucesos o estímulos que se repiten, que son conocidos, nos acostumbramos a ellos y no les prestamos atención, ya que si tuviéramos que prestar atención consciente, en función de nuestra capacidad cerebral, nuestro cerebro tendría que ser unas 500 veces más grande.

La atención selectiva sirve para mejorar nuestro rendimiento y minimizar la fatiga, pero también es útil para mejorar en general nuestras experiencias y filtrar la información útil de aquella que nos obsesiona, nos afecta negativamente o nos sobrecarga.

Os adjunto un par de experimentos audiovisuales donde podéis valorar vuestro nivel de atención selectiva ¿Sois buenos observadores? Vamos a comprobarlo.

https://www.youtube.com/watch?v=IGTZhtNsqFU

 
Test-experimento de atención selectiva de Daniel Simons
Laura Fátima Asensi Pérez
Especialista en Psicología Clínica
Psicóloga Jurídico-Forense
 

La mitad de los diagnosticados de depresión en España no se coge la baja

"Sobrecargas laborales, exigencias familiares, un ritmo de vida que muchas veces nos obliga casi a la ubicuidad, y que nuestro cuerpo y nuestra mente no siempre son capaces de gestionar con éxito, son algunas de las causas que pueden llevar a la depresión"
 
 

La mitad de los diagnosticados de depresión en España no se coge la baja, según un estudio

Dos de cada 10 españoles han sido diagnosticados de depresión después del verano.
  • Sólo uno de cada cuatro alemanes se atrevería a comunicar en su trabajo que sufre una depresión; dos de cada diez en el caso de los franceses.

Sobrecargas laborales, exigencias familiares, un ritmo de vida que muchas veces nos obliga casi a la ubicuidad, y que nuestro cuerpo y nuestra mente no siempre son capaces de gestionar con éxito, son algunas de las causas que pueden llevar a la depresión. Dos de cada diez trabajadores han sido diagnosticados de esta enfermedad en España tras el final del verano, un período especialmente delicado para este tipo de dolencia, según un estudio realizado por Ipsos MORI a través de internet sobre 7.065 personas en edad de trabajar de siete países europeos (España, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Dinamarca y Turquía) entre el 30 de agosto y el 19 de septiembre de 2012. Pero, al margen de la incidencia de la enfermedad, lo llamativo es que sólo la mitad de los diagnosticados (51%) llega a coger días libres o la baja laboral: 4 de cada 10 (42%) de los diagnosticados en España no lo hacen, proporción que llega al 41% para el total de la muestra.

El temor a perder el empleo lleva a ocultar la depresión

Los afectados presentan síntomas como tristeza y ánimo bajo que en el ámbito laboral se traduce en falta de concentración , indecisión en la toma de iniciativas y descuidos. Los enfermos que llegan a coger días o disfrutar una baja para recuperarse en España se toman, como media, un mes (30,6 días), por debajo del resto de países estudiados, donde se alcanzan los 35, 9 días.
La depresión como, en general, todas las enfermedades de índole psicológica, siguen siendo difíciles de asumir públicamente por temor a la incomprensión. En este sentido, el estudio revela que uno de cada cuatro de los enfermos encuestados no llega a comunicar a sus jefes que sufre una depresión. En el caso de España, incluso llegando a coger días en el trabajo a cause de la enfermedad, un 16% de los encuestados no informa a sus superiores de que una depresión es la causa. Y, si se pregunta a los trabajadores no enfermos cómo actuarían en el hipotético caso de que se les diagnosticara esta enfermedad, la proporción es aún más elevada: un 24% de los encuestados en España asegura que no revelaría las causas de la baja y un 40% no lo tiene claro lo que haría.
Pero, ¿cuáles son las razones de tanto hermetisto? El 49% de los encuestados considera que es una cuestión privada y que, por tanto, no incumbe a nadie del ámbito laboral. Pero la sombra de la crisis también planea sobre las reticencias a revelar que se padace una depresión, de modo que un 30% de los encuestados lo ocultaría por miedo a poner en riesgo su puesto de trabajo. Además, ajena a la coyuntura económica, está el temor a la incomprensión. Un 30% considera asegura que no revelaría que sufre la enfermedad porque cree que en su entorno no lo comprenderían.

El 25% de los alemanes encuestados no se atrevería a decir en el trabajo que está deprimido

A la luz del estudio, Dinamarca es el país donde esta dolencia se trata de un modo más abierto y con más confianza en el ámbito laboral. Así, el 63% de los encuestados afirma que no tendría problema en decir abiertamente en su trabajo que sufre una depresión; en el polo opuesto se encuentran Francia (20%) y Alemania (25%).
Además, la capacidad de las empresas para tratar el problema es bastante limitada. Sólo el 45% de las grandes empresas cuenta con programas de apoyo promovidos por sus departamentos de recursos humanos orientados a ayudar a los trabajadores que sufran una depresión.
 

martes, 18 de septiembre de 2012

La procrastinación o el hábito de postergar


¿Dejas para luego contestar esas numerosas llamadas perdidas? ¿Esperas hasta el último momento para comprar los regalos de navidad? ¿Mañana empezarás el informe que tienes pendiente hace días? ¿Postergas la visita al dentista? ¿Se te acumulan correos electrónicos que contestar o llamadas de teléfono por hacer? ¿Dejas para otra semana visitar a tu familia? ¿Se te acumulan los papeles y las tareas pendientes? ¿Aún no has empezado ese trabajo que te encargaron hace semanas? ¿No has hecho la copia de seguridad de  tu ordenador desde hace meses? ¿Vas a esperar para lavar el coche cuando pase el verano? ¿Te ha caducado ese bono que compraste por internet? Puede que tengas un plazo para presentar una documentación, para hacer una gestión administrativa, para realizar una presentación, o para entregar un  informe. Ya lo harás. Empezarás mañana, o pasado mañana, o la semana que viene.
La procrastinación es la tendencia a dejar sistemáticamente las cosas para mañana. Es el modo más complicado de hacer algo, saltar de una idea a otra, consiste en la dificultad de controlar determinados impulsos y la dificultad de afrontar la realidad presente, confiando en que mañana tengamos ganas; es supeditar el debo al quiero. Esto tiene que ver con lo que se denomina en psicología el “sesgo del presente”, que implica que muchas veces somos incapaces de entender  que lo que queremos a medio o  largo plazo no es  lo mismo que lo que queremos en este momento. El sesgo del presente explica, por ejemplo, porqué compramos lechugas, tomates y otros vegetales que luego olvidamos consumir.

El término se aplica comúnmente al sentido de ansiedad generado ante una tarea pendiente de concluir. El acto que se pospone puede ser percibido como abrumador, desafiante, inquietante, peligroso, difícil, tedioso o aburrido, es decir, estresante, por lo cual se autojustifica posponerlo a un futuro sine die idealizado, en que lo importante es supeditado a lo urgente.

La procrastinación, o la tendencia a postergar sistemáticamente, no se soluciona únicamente con una agenda o una aplicación de organización de tareas o anotando en el calendario las cosas por hacer. No es sólo un problema de administración defectuosa del tiempo. El problema es que las personas con el hábito de la postergación no saben realmente lo que quieren, tienen temor de afrontar las cuestiones rutinarias u obligaciones laborales o personales.

La mejor forma de evitar la procrastinación, estima David McRaney, es convivir con las demoras. “Es necesario comprender que hay un usted que lee este texto y que es el mismo usted en algún lugar en el futuro que será influenciado por diferentes deseos e ideas, un usted en otras condiciones, utilizando otros conjuntos de funciones cerebrales para aprehender la realidad.” Se debe ser capaz de discernir los costos de las retribuciones cada vez que se esté obligado a elegir.

Pensar en el pensamiento, esa es la clave. Convencerse de que en muchos casos primero es la acción y luego la motivación. No esperar a tener ganas, simplemente hacerlo, la satisfacción vendrá después. No hacer lo que tienes que hacer resulta al final más costoso que hacerlo. Cambia tu diálogo interno. Cambia el “tengo que” por el “voy a”. Deja de analizar y hazlo, es mucho más sencillo, y el coste-beneficio personal mucho más gratificante

 

Laura Fátima Asensi Pérez
Psicóloga Jurídico-Forense
Especialista en Psicología Clínica

jueves, 13 de septiembre de 2012

"Cambie su modo de pensar y cambiará su modo de actuar"

 
Entrevista en La Vanguardia a Nicholas Tarrier, enseña terapia cognitivo-conductual en la Universidad de Manchester
 
Nuestros pensamientos afectan a nuestras emociones y, con ellas, a nuestra conducta. Así que, si modificamos nuestros hábitos de pensamiento, también corregiremos nuestros problemas emocionales y de comportamiento.

 
 
Higiene mental: no es nuevo.
Porque funciona. La terapia conductista está consolidada tanto para una pequeña obsesión como para una grave esquizofrenia.

 Resúmala en una frase.
Las cosas no son como son, sino como las percibimos. Por eso, si logramos cambiar el modo en que pensamos y sentimos lo que nos pasa, también mejoraremos el modo en que reaccionamos y actuamos. Y cuando usted mejore su comportamiento, también mejorará el que tienen los demás con usted.

 Por ejemplo.
El miedo ha salvado a nuestra especie. Sin miedo la humanidad no existiría. Pero también hay muchas personas que no pueden controlarlo y sufren ansiedad y angustia.

 ¿Puede ser más concreto?
El miedo a un accidente salva vidas cada día, pero ese mismo miedo, cuando degenera en un trastorno obsesivo compulsivo, hace que el conductor obsesionado revise veinte veces los frenos o el cinturón.

¿Le ha pasado a usted algo parecido?
Tuve un ataque de ansiedad bajo el agua cuando buceaba. Creí que no podía respirar. Intenté frenar el pánico recordando lo que llevo media vida aconsejando: “Corrige tu conducta con el pensamiento”. Y me dije a mí mismo: “Nicholas, el equipo funciona, así que, si te tranquilizas, podrás respirar”.

¿Funcionó?
No, cada vez tenía más ganas de huir: salir a la superficie y respirar, pero eso hubiera precipitado la descompresión con fatales consecuencias. Me concentré en pensar hasta que encontré la idea que me desbloqueó: “¡Ya estás respirando, porque si no respiraras, estarías muerto! O sea, que relájate y respira”. Entonces funcionó. Lógica inmediata.

El pensamiento corrigió la conducta.
Cito el caso porque ejemplifica el gran error habitual de seguir conductas de huida que perpetúan y agrandan los problemas, aunque la gente crea que la ponen a salvo.

¿Los conflictos de la vida cotidiana deben plantearse o rehuirse?
No corra, no huya, pero tampoco plante cara agresivamente. Analice su problema a fondo y negocie una solución. Pero, sobre todo, antes de actuar, anticipe siempre las consecuencias de cada paso que da. Y no lo dé si no sabe hacia dónde le va a llevar.

 ¿En qué sentido?
Antes de actuar plantéese qué quiere conseguir y cómo conseguirlo. Ese planteamiento ya es en sí un primer éxito, porque si uno mismo no se permite enfadarse, ya ha empezado a encontrar una solución: ha controlado su agresividad.

 Pero soltarse también es un desahogo.
Siempre es el reflejo de una impotencia; además, piense siempre: “¿Adónde me lleva?”.

 Si no hago daño a nadie, chillar alivia.
En vez de abandonarse a la espiral de las reacciones, vuelva a los fundamentos y relajará su tensión. Si el conflicto estalla, por ejemplo, en su oficina, piense que su objetivo allí es tener un entorno agradable y una relación racional con sus compañeros.

 Sentido común, pero no fácil de lograr.
Pues antes de hacer nada, recupere el control sobre usted mismo: respire. Ya ve, se trata de volver de nuevo a lo básico en vez de huir hacia el descontrol. Cuando controle la emoción, ya podrá volver a usar su sistema 2: el raciocinio. Ya no será un animal.

 ¿Y si se me va la pinza y no controlo?
Abandone el escenario donde ha perdido el control de sus emociones y vuelva sólo cuando lo haya recuperado. Trate entonces de racionalizar la situación y explicarla.

 Supongo que usted se enfrenta a diario a problemas peores.
A mis pacientes esquizofrénicos que oyen voces les doy siempre el mismo consejo: “No huyas de ellas, ni las ignores: afróntalas y razona con ellas”. De nuevo, recuerde que cuando trata de huir de un problema, suele empeorarlo. La huida aumenta el riesgo.

 Es el primer recurso del débil.
Trato también muchos casos de shock postraumático. Es muy habitual que un paciente sufra flashbacks (recuerdos recurrentes) del momento de un accidente de automóvil. Esos recuerdos degradan su vida.

 Es cuestión de sobreponerse.
De higiene mental: el pensamiento lleva a la emoción y la emoción a la conducta. No huya del pensamiento: ¡afróntelo! Razone.

 ¿Cómo?
La señora víctima del accidente también trataba de evitar recordarlo: huía. Pero la técnica adecuada es la contraria: evocarlo con toda nitidez y cuantas más veces, mejor.

 ¡Qué mal trago! ¿Para qué repetirlo?
Cuando ella trataba de evitar el recuerdo, no podía conducir o iba ridículamente lenta porque temía recordarlo de repente y paralizarse y tener otro accidente, pero cuando conseguí que buscara ese recuerdo, al principio fue peor, sufrió una angustia enorme.

 Comprensible.
Pero, poco a poco, a fuerza de enfrentarse a su miedo y evocar el choque una y otra vez, en su mente el trauma pasó de ser presente a convertirse en ya pasado. Y así lo superó.

Se trabajó su problema.
Es una sencilla técnica que todos podemos ejercitar para poner nuestro cerebro a trabajar para nuestro bienestar.

 


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