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domingo, 9 de septiembre de 2012

Trastorno de Pánico – Crisis de Angustia (Panicc Attack)

Definición y Diagnóstico

La característica principal del trastorno de pánico es la presencia de ataques de pánico inesperados que se producen sin que exista ninguna razón aparente. No se haya presente ninguna amenaza física externa ni causas médicas. Las personas que sufren este tipo de trastorno ven limitadas actividades y situaciones, y pueden desarrollar una evitación de las situaciones que asocian con los ataques de pánico, desarrollando agorafobia, que es la tendencia a evitar lugares o situaciones donde la huída podría resultar difícil o vergonzosa, o donde no podría obtener ayuda en caso de sufrir un ataque de pánico. Si se dan ambas características diagnósticas, la persona sufriría un trastorno de pánico con agorafobia.

 
En cuanto al diagnóstico, en el DSM-IV se produce una diferenciación entre ataques de pánico y trastorno de pánico. Los Ataques de Pánico (AP) son períodos discretos de miedo o malestar intenso en los que, al menos, se observan 4 de los 13 síntomas somáticos o cognitivos que se contemplan en el sistema de clasificación. Los AP tiene un inicio súbito y en poco tiempo llegan a su máxima intensidad. Suelen ir acompañados de una sensación de peligro inminente y un impulso o necesidad de escapar. Los ataques que cumplen todas estas condiciones pero tienen menos de 4 síntomas, se denominan ataques de síntomas limitados.
 
Para diagnosticar un Trastorno de Pánico (TP) se deben dar repetidos ataques de pánico, siendo al menos algunos de ellos inesperados y seguidos por preocupación de sufrir futuros ataques, de las implicaciones de los mismos y un cambio de comportamiento asociado a los AP.
 
Criterios para el diagnóstico de crisis de angustia/ataque de pánico (panic attack)
Aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros 10 min:
1. palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca
2. sudoración
3. temblores o sacudidas
4. sensación de ahogo o falta de aliento
5. sensación de atragantarse
6. opresión o malestar torácico
7. náuseas o molestias abdominales
8. inestabilidad, mareo o desmayo
9. desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo)
10. miedo a perder el control o volverse loco
11. miedo a morir
12. parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo)
13. escalofríos o sofocaciones

Criterios para el diagnóstico de agorafobia
A. Aparición de ansiedad al encontrarse en lugares o situaciones donde escapar puede resultar difícil (o embarazoso) o donde, en el caso de aparecer una crisis de angustia inesperada o más o menos relacionada con una situación, o bien síntomas similares a la angustia, puede no disponerse de ayuda. Los temores agorafóbicos suelen estar relacionados con un conjunto de situaciones características, entre las que se incluyen estar solo fuera de casa; mezclarse con la gente o hacer cola; pasar por un puente, o viajar en autobús, tren o automóvil.
 
B. Estas situaciones se evitan (p. ej., se limita el número de viajes), se resisten a costa de un malestar o ansiedad significativos por temor a que aparezca una crisis de angustia o síntomas similares a la angustia, o se hace indispensable la presencia de un conocido para soportarlas.
 
C. Esta ansiedad o comportamiento de evitación no puede explicarse mejor por la presencia de otro trastorno mental como fobia social (p. ej., evitación limitada a situaciones sociales por miedo a ruborizarse), fobia específica (p. ej., evitación limitada a situaciones aisladas como los ascensores), trastorno obsesivo-compulsivo (p. ej., evitación de todo lo que pueda ensuciar en un individuo con ideas obsesivas de contaminación), trastorno por estrés postraumático (p. ej., evitación de estímulos relacionados con una situación altamente estresante o traumática) o trastorno de ansiedad por separación (p. ej., evitación de abandonar el hogar o la familia).

Los trastornos  de angustia pueden darse con o sin agorafobia (sin conductas evitativas.)
 
 
Cómo se desarrolla el Trastorno de Pánico (TP)
 
Según Brian, el primer paso en el desarrollo de un trastorno de pánico es un episodio de sensaciones físicas desagradables, que son alarmantes y cuya causa no se entiende. Estas sensaciones pueden ser cualquier combinación de las descritas en los criterios diagnósticos para el trastorno de pánico.
 
 
El paso siguiente es la falta de explicación aceptable para esos síntomas desconocidos y misteriosos y que surgen de forma “inesperada”. Si la persona posee unos rasgos de personalidad de ansiedad elevada (Peurofoy, 2004), gran necesidad de poseer el control de sí mismo, de parecer normal y de evitar todo lo que pudiese provocar desaprobación de los demás, se produce un alto nivel de preocupación sobre la posibilidad de que los síntomas físicos y misteriosos se vuelvan a repetir, volviéndose a producir esa desagradable sensación de falta de control.
 
 
Esta sensación de miedo influye en un alto nivel de consciencia sobre las sensaciones internas (internalización) , tales como latidos del corazón, ritmo de respiración, mareos... llegando a producir la preocupación sobre lo que podría suceder si las sensaciones de alarma se produjesen en otras situaciones (generalización), produciendo una anticipación negativa.
 
 
La combinación de no entender lo que ha sucedido, internalización y anticipación negativa puede provocar el desarrollo del ciclo ansiedad/pánico.
 
 
 
Reacciones normales en el cuerpo à
- Sensación percibida provocando miedo
à El miedo incrementado produce una respuesta de lucha o huída
i
- El miedo provoca la reacción de lucha o huída
à La reacción incrementada en el cuerpo ß produce más miedo
 
 
Hay tanto una predisposición biológica como factores psicológicos que explican la aparición y mantenimiento de un TP. Podemos resumir el desarrollo de un TP de la siguiente forma: Los antecedentes en la infancia (modelo de rol parental ansioso, frecuentes críticas o exigencias, reglas familiares rígidas o sistema de creencias rígidas, malos tratos, énfasis en el comportamiento correcto o en las apariencias, padres sobreprotectores, ausencia de afecto...) inciden en unos rasgos de personalidad de ansiedad elevada (pensamiento rígido, creatividad, necesidad excesiva de aprobación, perfeccionismo, persona activa, competente, fiable, necesidad excesiva de mantener el control...) lo que facilita, junto con un factor biológico congénito, una respuesta más intensa a estímulos ambientales, tales como ruido, olores, medicametos, variaciones de temperatura, etc., provocando síntomas físicos alarmantes, que pueden ser causados por diversos factores o combinación de ellos (factores genéticos en un organismo altamente reactivo, agotamiento físico, tendencia a la hipeventilación, estado médico, reacciones a medicamentos, etc. Al producirse una interpretación errónea de los síntomas (me va a dar un infarto, voy a perder el control, esto no es normal, me voy a volver loco...) se siente miedo a cualquier síntoma similar (anticipación negativa e internalización), fijando la atención de forma exagerada en el propio cuerpo y sus reacciones. Esto produce un ciclo de ansiedad/pánico, pudiendo producirse un trastorno de pánico con o sin agorafobia, y por tanto desarrollando y/o exagerando los rasgos de ansiedad elevada.
 
 
Lo que diferencia a quienes desarrollan el ciclo ansiedad/pánico de quienes no lo hacen parece ser los rasgos de ansiedad elevada. No es tanto el hecho de lo que la persona tenga un cuerpo muy reactivo, una tendencia a la hiperventilación, un estado médico... lo que produce síntomas de ansiedad/pánico. La clave para el desarrollo del ciclo del pánico lo constituye lo que una persona piensa y cree de lo que ha sucedido.
 
 
 
  Tratamiento
 
 
El tratamiento del TP más adecuado, según autores, es la combinación del tratamiento farmacológico y el tratamiento psicológico. A nivel farmacológico se han utilizado fundamentalmente los antidepresivos tricíclicos, las benzodiacepinas y los inhibidores selectivos de recaptación de serotonina (SSRIs), siendo estos últimos los fármacos de elección en los últimos tiempos en el tratamiento del TP.
 
 
Unos de los principales componentes de todo programa de tratamiento psicológico del TP es el componente educativo. Es decir, ofrecer al paciente una explicación razonable de lo que le está sucediendo, tanto en el momento concreto de sus crisis como en lo que se refiere al trastorno (Botella y Ballester, 1997). Se plantearán aspectos tales como una explicación de la ansiedad, su posible valor adaptativo, ausencia de consecuencias perjudiciales de la ansiedad para el organismo, formas de manifestarse, importancia central del pensamiento como desencadenante de la ansiedad, así como presentación del modelo cognitivo del pánico, insistiendo y explicando de forma clara que el factor central que precipita un ataque de pánico no es el conjunto de sensaciones corporales intensas y desagradables, sino la interpretación catastrofista que la persona hace de tales sensaciones.
 
 
Se realizará una discusión cognitiva, reinterpretando las señales de alarma y ofreciendo interpretaciones alternativas. Es indispensable asimismo un entrenamiento en respiración lenta, diafragmática o abdominal como técnica de control de la ansiedad y para el manejo de la hiperventilación, muy frecuente en personas que sufren estos trastornos.
 
 
Otro objetivo del tratamiento psicológico es el entrenamiento en técnicas de distracción, a fin de controlar el sistema de alarma o alerta que focaliza la atención en el propio funcionamiento corporal. Estas técnicas tienen un doble objetivo: ayudar a desviar la atención de las propias sensaciones corporales y ayudarle a dejar de pensar en las interpretaciones catastrofistas. Casi todas las personas que sufren ataques de pánico han utilizado de forma espontánea técnicas distractoras. Un entrenamiento más exhaustivo podrá ayudarles a practicar estas estrategias.
 
 
Es útil asimismo combinar con la reestructuración cognitiva, los experimentos comportamentales para provocar el cambio cognitivo, a través de la comprobación y verificación directa por parte del paciente.
 
 
Por último, una vez realizadas las técnicas anteriores, valorando el nivel de evolución del paciente, podemos utilizar las técnicas de exposición a estímulos internos y externos a fin de controlar las conductas evitativas.
 
 
© Laura Fátima Asensi Pérez
Psicóloga col. Nº CV-2988

domingo, 26 de agosto de 2012

PROBLEMAS DE ADAPTACIÓN DESPUÉS DE LAS VACACIONES


Se acaban las vacaciones, y podemos empezar a sentir ansiedad, debilidad generalizada, estado de ánimo deprimido, astenia, problemas de insomnio, hastío, tristeza, sentimientos de incapacidad, déficits de afrontamiento, dificultad para tomar decisiones, frustración,  falta de concentración, irritabilidad, tendencia al aislamiento, síntomas físicos como dolores musculares, náuseas, problemas digestivos...
 
La vuelta a la vida ordinaria puede suponer un cambio brusco para el organismo, un cambio, además, muchas veces no deseado. Ello puede provocar sentimientos de incapacidad para afrontar las rutinas pre-vacacionales, a nivel laboral, social, académico, familiar. Se puede desarrollar sintomatología similar a los estados ansioso-depresivos.

Muchas personas desarrollan una reacción emocional como la referida que se ha englobado en el ya denominado comúnmente  “síndrome postvacacional”.  Se describe como una incapacidad temporal de adaptación al trabajo y a otras áreas  tras la finalización de las vacaciones. El conjunto de síntomas que engloba este síndrome es amplio y varía en función de las personas, su vulnerabilidad, su percepción, su estilo personal y vital, y en función de otras variables contextuales.

Algunas posibles causas del desarrollo del estrés post-vacacional son, entre las más referidas, el desajuste horario, cambios en el ritmo diario y en los ciclos, cambios en las comidas, en los períodos de sueño, en la actividad social  y familiar, mayor flexibilidad en las  rutinas y horarios, períodos amplios de vacaciones, la posibilidad de realizar actividades gratificantes, etc. A todo ello añadimos el regreso a un entorno de obligaciones y exigencias y a un cambio brusco de ritmo, condicionado por las demandas cotidianas que vienen impuestas. Según la psicóloga Leonor Casalins, el síndrome postvacacional tiene su origen en el cambio de biorritmos de la vida cotidiana. El fin de las vacaciones supone una alteración del ritmo (supuestamente placentero) para recuperar nuevamente la rutina, más aburrida y con las dificultadas habituales.

La sintomatología que caracteriza el denominado “síndrome post-vacacional” no es duradera, desapareciendo habitualmente en la primera semana. La adaptación es transitoria, por lo que si el malestar permaneciera más de 10 días habría que valorar otras causas y es recomendable consultar a un profesional para analizar la posibilidad de otra problemática diferente referida a situaciones personales o laborales.
 
Una de las situaciones que predisponen o pueden provocar problemas de adaptación a la vida laboral después de las vacaciones son períodos vacacionales largos, así como problemas previos de adaptación al trabajo, desmotivación laboral. En este sentido, se recomienda repartir las vacaciones a lo largo del año, lo cual facilita la adaptación, y además nos ayudará psicológicamente saber que todavía tenemos vacaciones pendientes.

Resulta conveniente  la incorporación al trabajo de manera gradual, ya que el rendimiento irá aumentando en pocos días. Si es posible hacer la vuelta al trabajo un día entresemana favorecerá la adaptación psicológica. Es importante retomar la vuelta al trabajo con una actitud positiva, con visión de re-encuentro con la normalidad y nuestra tarea, será nuestra meta en los primeros días sin tratar de alargar este proceso inútilmente.

La Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria recomienda algunas medidas para prevenir la aparición del síndrome post-vacacional:

 
1)    Medidas Físicas:


-       Intentar regular los horarios y el reloj biológico los días previos a iniciar el trabajo.

-       Planificar al menos dos días al final de las vacaciones como período de adaptación de reincorporación al trabajo.

-       En la medida en que se pueda, incorporarse al trabajo regulando la intensidad de la actividad.

-       Dormir más días los primeros días de incorporación al trabajo, con un horario bien regulado.

 
2)    Medidas Psicológicas:

 
-       Evitar tener la sensación de que las vacaciones son un estado absolutamente opuesto al período de trabajo, y por tanto uno de placer, y el otro de malestar y sufrimiento.

-       Intentar organizar y planificar los primeros días, tomar el control sobre la jornada laboral.

-       Saber que se trata de un malestar propio de los primeros días y evitar darle demasiada importancia.

-       Evitar tomar una actitud de queja y malestar permanente.

-       Planificar actividades gratificantes en los días laborales, encontrando espacios y tiempo para las actividades de ocio.

-       Afrontar la vuelta al trabajo como un nuevo período vital en el que se pueden desarrollar nuevas actividades para el crecimiento personal.

-       Es muy importante que si una persona está afectada por la vuelta al trabajo, no tome decisiones importantes sobre su futuro laboral.

 
"El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional"

 

 

lunes, 20 de agosto de 2012

¿FOBIA SOCIAL O TIMIDEZ?


La Fobia Social (FS) es un problema de ansiedad que presenta entre el 3 y el 13 % de la población, aunque es probable que estas cifras sean más elevadas, ya que se trata de un problema por el que las personas no suelen acudir a la consulta de un psicólogo. Generalmente, la FS suele aparecer a mediados de la adolescencia y no es raro que la persona diga tener durante años una gran timidez o inhibición social. Algunas personas, no obstante, indican que el problema lo presentan desde niños. La FS puede aparecer a consecuencia de una experiencia estresante, humillante, o de ridículo, o bien puede haber ido consolidándose de forma lenta e insidiosa.

La característica distintiva del trastorno de fobia social es el temor al escrutinio por parte de los demás. Se caracteriza por el  miedo a las situaciones que impliquen relacionarse con otras personas, sobretodo si son desconocidas. La exposición a las situaciones sociales temidas provoca casi invariablemente una respuesta  inmediata  de  ansiedad,  que  puede  tomar  la  forma  de  una  crisis  de angustia situacional más o menos relacionada con dicha situación.  Consiste en un miedo persistente y acusado (que la persona reconoce como irracional o inapropiado) a  situaciones  sociales  o  actuaciones  en  público  por  temor  a  que  resulten embarazosas.

Cuando la persona con FS se encuentra en las situaciones sociales temidas experimenta una preocupación constante y teme que los demás la vean como una persona ansiosa, débil, rara o tonta. La persona con fobia social tiende a evitar las situaciones ansiógenas, lo que incide negativamente en su capacidad de afrontamiento.

La timidez es una forma atenuada de fobia social.   Aunque la fobia social puede confundirse con la timidez, las dos cosas no son lo mismo, todos tenemos miedo a alguna cosa, como por ejemplo a hablar con un jefe, a volar, a los insectos, a hablar o comer en público, a subir en un ascensor,  etc. Todos estos miedos pueden ser considerados normales, pero cuando el temor hacia esas situaciones es tan elevado que interfiere en nuestras vidas y nos priva de hacer muchas cosas que podríamos hacer, nos genera una ansiedad elevada, entonces esa timidez y  esos temores se convierten en fobias. La persona tímida siente ansiedad en las situaciones sociales, pero no es incapacitante ni supone un gran malestar, algo que sí ocurre en la fobia social.

Criterios para el diagnóstico de F40.1 Fobia social (300.23) DSM-IV:
 
A. Temor acusado y persistente por una o más situaciones sociales o actuaciones en público en las que el sujeto se ve expuesto a personas que no pertenecen al ámbito familiar o a la posible evaluación por parte de los demás. El individuo teme actuar de un modo (o mostrar síntomas de ansiedad) que sea humillante o embarazoso. Nota: En los niños es necesario haber demostrado que sus capacidades para relacionarse socialmente con sus familiares son normales y han existido siempre, y que la ansiedad social aparece en las reuniones con individuos de su misma edad y no sólo en cualquier interrelación con un adulto. B. La exposición a las situaciones sociales temidas provoca casi invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad, que puede tomar la forma de una crisis de angustia situacional o más o menos relacionada con una situación. Nota: En los niños la ansiedad puede traducirse en lloros, berrinches, inhibición o retraimiento en situaciones sociales donde los asistentes no pertenecen al marco familiar.

C. El individuo reconoce que este temor es excesivo o irracional. Nota: En los niños puede faltar este reconocimiento. 
D. Las situaciones sociales o actuaciones en público temidas se evitan o bien se experimentan con ansiedad o malestar intensos.
 
E. Los comportamientos de evitación, la anticipación ansiosa, o el malestar que aparece en la(s) situación(es) social(es) o actuación(es) en público temida(s) interfieren acusadamente con la rutina normal del individuo, con sus relaciones laborales (o académicas) o sociales, o bien producen un malestar clínicamente significativo.

F. En los individuos menores de 18 años la duración del cuadro sintomático debe prolongarse como mínimo 6 meses.

G. El miedo o el comportamiento de evitación no se deben a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o de una enfermedad médica y no pueden explicarse mejor por la presencia de otro trastorno metal (p. ej., trastorno de angustia con o sin agorafobia, trastorno de ansiedad por separación, trastorno dismórfico corporal, un trastorno generalizado del desarrollo o trastorno esquizoide de la personalidad).

H. Si hay una enfermedad médica u otro trastorno mental, el temor descrito en el Criterio A no se relaciona con estos procesos (p. ej., el miedo no es debido a la tartamudez, a los temblores de la enfermedad de Parkinson o a la exhibición de conductas alimentarias anormales en la anorexia nerviosa o en la bulimia nerviosa).

Especificar si:

Generalizada: si los temores hacen referencia a la mayoría de las situaciones sociales (considerar también el diagnóstico adicional de trastorno de la personalidad por evitación)


Algunas de las situaciones sociales más temidas por las personas con fobia social son:
  • Iniciar y/o mantener conversaciones
  • Quedar o citarse con alguien
  • Asistir a una reunión social
  • Hablar con personas con autoridad
  • Telefonear a personas poco conocidas o realizar gestiones
  • Devolver un producto en una tienda
  • Hacer y recibir cumplidos
  • Hablar en público
  • Ser el centro de atención
  • Comer/beber en público
  • Escribir o trabajar mientras le están observando
  • Preocupación cada vez que nos encontramos con alguien
  • Temor a propósito de que alguien nos mire y observe lo que estamos haciendo
  • Temor a que nos presenten
  • Dificultad para confrontarse en el trabajo o hacer reclamaciones (incluso si se tiene la razón y el derecho de hacerlo)
  • Tendencia a rehuir espacios cerrados donde hay gente
  • Sensación de que todos nos miran y nos desvalorizan
  • Temor a que nuestras intervenciones parezcan ridículas, pobres o inadecuadas. Miedo a quedarse en blanco o no saber qué decir
El DSM-IV hace una distinción entre fobia social específica o de tipo generalizado. El tratamiento tendrá que tener en cuenta esta diferencia a la hora de plantear estrategias de intervención diferenciadas.
 
Tratamiento psicológico de la Fobia Social

Tradicionalmente se ha dividido el tratamiento cognitivo-conductual de la FS en cuatro tipos   de procedimientos: Estrategias de relajación,  el entrenamiento en habilidades sociales, exposición y reestructuración cognitiva. Se trata de un tratamiento de tipo cognitivo-comportamental.

Se trabaja en dos niveles básicos:

  • Los pensamientos, ideas, interpretaciones que las personas tienen acerca de las situaciones que les producen miedo o ansiedad y acerca de sí mismas cuando quieren o tienen que enfrentarse a esas situaciones. Consiste en entrenar al paciente para detectar sus pensamientos y reemplazar o modificar aquellos que no resultan útiles, a fin de mejorar su  calidad de vida.
  • El comportamiento, habilidades, conductas, lo que hacen y lo que no en  las  situaciones  que  les  resultan  incómodas.  Consiste  en  la exposición controlada a aquellas situaciones que producen ansiedad. Con esto se consigue que la ansiedad causada por las distintas situaciones vaya disminuyendo paulatinamente hasta llegar a un nivel controlable  por  el  paciente.  El  psicólogo  enseña  al  paciente  unas técnicas basadas en habilidades sociales para que este pueda controlar la ansiedad, una vez conseguido esto a través de un proceso de meses de tratamiento, el paciente podrá enfrentarse a aquellas situaciones que antes creía no poder afrontar.

La combinación de ambas terapias permite a la persona que sufre estos trastornos conocer y cambiar su estilo de pensamiento, lo que lleva a un cambio de comportamiento, para lograr así, una mejora significativa en la calidad de vida, que es de lo que se trata.

En un primer momento se realiza una evaluación de la fobia social debiendo estructurarse para considerar  de forma sistemática los síntomas fisiológicos, conductuales y subjetivos, y las reacciones a ellos. tras diversas entrevistas, instrumentos de autoinforme, registros y medidas conductuales, se desarrollará un programa personalizado para el tratamiento cognitivo-conductual de la Fobia Social.

Con  frecuencia,  debido  a  la  excesiva  ansiedad  previa  (ansiedad  anticipatoria), deciden en ultimo momento no concurrir a reuniones o compromisos sociales para evitar  la  incomodidad  que  les  pudiera  provocar,  siendo  expertos  en  encontrar excusas. Por todo ello este trastorno puede traer asociadas, como principales complicaciones,  el abuso de alcohol, drogas, abuso de psicofármacos, depresión... La Fobia Social puede llevar a sufrir problemas laborales, déficits sociales, dependencia económica, dificultades de relación y para formar pareja, etc. 
Se desprende de todo ello el modo en que este trastorno empobrece la calidad de vida   pudiendo convertirse en un trastorno   invalidante para muchas situaciones cotidianas e interpersonales.

© Laura Fátima Asensi Pérez
Psicóloga col. Nº CV-2988

miércoles, 15 de agosto de 2012

¿Eres asertivo/a? La asertividad y su evaluación


¿Qué es la asertividad?


Como estrategia y estilo de comunicación, la asertividad se diferencia y se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la agresividad y la pasividad. Suele definirse como un comportamiento comunicacional maduro en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos.

La asertividad es  también, una forma de expresión consciente, congruente, clara, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia.

Una persona asertiva sabe expresar sus sentimientos y opiniones positivas como negativas en cualquier situación social. El ser asertivo proporciona diferentes beneficios, incrementa el respeto por uno mismo y la satisfacción de hacerse valer y de valorar las opiniones y deseos, también, de los otros. Asimismo las personas asertivas suelen ser mejor valoradas, aceptadas y respetadas por los demás.

Conseguir un nivel adecuado de asertividad supone un aumento de nuestra autoestima, mejorar la calidad de las relaciones interpersonales, aumenta nuestra capacidad de negociación, el trabajo en equipo, la convivencia,  y, al fin, permite un mayor respeto por nosotros mismos y por los demás. También supone mayor resistencia a las presiones, en situaciones personales, sociales, familiares y laborales. No olvidemos que ser asertivo también supone aceptar la asertividad de los otros, y mostrarnos tolerantes con sus deseos, peticiones y necesidades, aunque no estemos de acuerdo ni los compartamos.

La comunicación asertiva permite controlar conflictos y situaciones difíciles, consiguiendo un comportamiento más positivo que favorece las relaciones, al mismo tiempo que se minimizan sentimientos de ansiedad y reacciones de estrés, ayudando a manejar los desacuerdos de forma constructiva. 

Un libro recomendable y fácil de entender en este sentidopara introducir el concepto y algunas estrategias asertivas: “La asertividad, expresión de una sana autoestima” de Olga Castanyer Mayer-Spiess en el que se conceptualiza la asertividad como una habilidad estrechamente ligada al respeto y cariño por uno mismo, y por ende, a los demás.


                                                      ¿Eres asertivo/a?


(publicado en formato formulario y con auto-corrección en la web de psicoactiva.com)

 La escala (test) de asertividad de Rathus consta de 30 ítems. Se refiere a conductas donde el sujeto tiene como objetivo expresar opiniones, peticiones o negación ante determinadas presiones de otros.

Puedes rellenar el cuestionario y obtener los resultados  en el siguiente enlace:



domingo, 5 de agosto de 2012

La crisis nos trastorna

La incertidumbre laboral incrementa las consultas de psicología relacionadas con síntomas de estrés y ansiedad.

La actual situación económica dispara los trastornos de ansiedad derivados de los problemas laborales· La dificultad para conciliar el sueño, los problemas de concentración y la falta de apetito, entre los síntomas más frecuentes.

La inestabilidad en el empleo, las rebajas salariales, la desmotivación social e incluso el mobbing o acoso laboral se encuentran ya entre las principales causas que motivan alteraciones emocionales, como cuadros de ansiedad y depresión. El miedo a un horizonte incierto ha propiciado que las visitas a los psicólogos por estos trastornos se hayan incrementado desde que se recrudeciera la crisis. La dificultad para conciliar el sueño, los problemas de concentración y la falta de apetito son algunos de los síntomas que presentan los pacientes.

La vicedecana por Málaga del Colegio de Psicólogos de Andalucía Oriental, Francisca Ruiz, percibe, desde hace varios años, una mayor angustia entre los malagueños, que se origina, en la mayoría de los casos, por el estrés laboral que implica "asumir más funciones y responsabilidades de las que corresponden". Pero también resultan evidentes signos de "dejadez y apatía", ocasionados por la "presión", que remolcan hasta una "situación de indefensión aprendida". A su juicio, el psicólogo es, en tiempos de crisis, "más necesario que nunca", aunque se sigue considerando "un artículo de lujo".

A veces el problema se agudiza por el miedo a ser embargados o por la "deshonra" que les supone quedarse parados. "Hay un estigma del desempleado. Pierde su categoría y parece que ya no es válido, cuando realmente se trata de medidas de reducción de personal", indica la psicóloga y mediadora familiar Adela Casado, quien reconoce que algunos de sus pacientes han desarrollado incluso fobias sociales. "Uno empieza a sentirse mal por la sobrecarga laboral o la pérdida de nivel adquisitivo a raíz de los recortes. Evita el contacto con los compañeros que siguen trabajando, puesto que se siente diferente, y esto conlleva un riesgo de exclusión", matiza. En este sentido, la labor de los psicólogos pasa por mostrar recursos a los afectados, de forma que valoren sus capacidades y, profesionalmente, refuercen los aspectos más descuidados. El objetivo es conseguir "que tomen las riendas de su vida en el marco de la inestabilidad económica".

Las informaciones contradictorias sobre cuestiones como la evolución de los mercados hacen mella en aquellos que más se preocupan por su futuro laboral. "Los mensajes que nos llegan no son claros", critica la orientadora. Pero el repertorio de sinsabores que sigue arrojando la crisis repercute incluso en los niños, que, a juicio de los especialistas, constituyen termómetros emocionales, ya que son capaces de impregnarse por completo del ambiente que en su entorno familiar se respira. Las continuas noticias relacionadas con el paro, que no hacen sino rezumar negatividad, crean "abatimiento y sensación de fracaso", señala la orientadora profesional. Percepciones que, a veces de forma inevitable, los padres "transmiten a sus hijos", lo que deriva en la "desmotivación" a la hora de estudiar y en el "pesimismo" al buscar el primer empleo.

La psicóloga María del Mar Parra advierte que el trabajo "es una fuente de seguridad en la persona". Para muchos, el empleo "lo es todo", de manera que, al perderlo, "se desfondan y se quedan sin sostenimiento". Sin embargo, los que están "peor en la sociedad", añade, no recurren a los profesionales.

El panorama económico incide además en el aumento progresivo de consultas relacionadas con adicciones, que en ocasiones se convierten en el refugio de la crisis. En el caso de hombres, la dependencia suele referirse a bebidas alcohólicas, mientras que las mujeres se ven afectadas por el consumo desmedido de ansiolíticos y antidepresivos, como consecuencia de la tensión originada a partir de fenómenos como la pérdida del empleo o la reducción de ingresos. Desde los últimos cinco años, cada vez son más los jóvenes, que, desanimados, sobre todo, por no encontrar trabajo, buscan ayuda emocional. "Aprendemos que tomando una copa sentimos placer y nos activamos. Lo que ocurre es que el efecto pasa y necesitamos volver a tomar otra", comenta Casado.

Los trastornos obsesivos compulsivos, en su consulta, han experimentado un aumento desde 2008. Entre ellos destaca la obstinación "con mejorar la formación" o estar "continuamente" pendiente del móvil. "Detrás se esconde una inseguridad, ya que los pacientes no saben cómo reaccionar ante una circunstancia complicada y necesitan estar comunicados", afirma la psicóloga.

Otro ejemplo, aunque no necesariamente provocado por el impacto de la crisis, es la llamada tricotilomanía, un síndrome que obliga a arrancarse el pelo de forma compulsiva y que, con frecuencia, encuentra su desencadenante en situaciones que provocan estrés y angustia. Este trastorno del control de los impulsos se ceba en mayor medida con la cabeza, a la que pueden seguirle otras zonas, como las cejas y los genitales. "Los enfermos no son conscientes de que lo padecen. Cuando se dan cuenta se han quitado todas las cejas", afirma Rodolfo de Porras, psicoanalista del gabinete PsicoAbreu de Málaga. El 75% de sus pacientes acude a consulta privada por trastornos relacionados con la ansiedad.

Según la psicóloga Laura López, la tricotilomanía suele iniciarse en la pubertad, aunque lo normal es que pase desapercibida, dado que se considera una "manía". "Antes de la crisis, el hombre ya cursaba este trastorno. Ocurre que su sintomatología, ante un estado de angustia, se intensifica", asegura. A este respecto, existen también otros casos de parálisis funcionales que no responden a un origen orgánico, sino psíquico, y que resultan "inexplicables" desde el punto de vista médico.

sábado, 4 de agosto de 2012

Las consecuencias (positivas) de discutir con tu pareja

Según las conclusiones de la Convención Anual de la American Psychology Association, las discusiones de pareja son positivas.

¿Son buenas las discusiones de pareja? Para los investigadores sobre psicología positiva y del bienestar la respuesta es que sí. Al menos esta ha sido la primera de las conclusiones aportadas por los grupos de discusión de la Convención Anual de la American Psychology Association, que desde el pasado jueves se está celebrando en Orlando. “El perdón y el olvido en el matrimonio pueden ser beneficios a corto plazo, pero a la larga son perjudiciales porque no se resolverán los conflictos de pareja, provocando así que lo que en un principio era un pequeño problema se acabe convirtiendo en una losa insoportable”, explicaba el investigador de la Universidad de Florida James McNulty, tras presentar los resultados del estudio Toward a Contextual View of Psychological Processes and Well-Being. Una aproximación a las causas del éxito o fracaso de las relaciones de pareja.

El enfado y las discusiones matrimoniales son elementos necesarios para resolver los problemas, según se deduce del análisis comportamental de 225 parejas estadounidenses. Una novedosa línea de investigación que cuestiona uno de los principios básicos de la psicología positiva inamovibles hasta la fecha. Los efectos negativos del perdón se centran en que despoja a la pareja de las señales que marcan los límites de la transgresión. “Si uno de los miembros de la pareja hace o dice algo que ofenda al otro, y está en sus manos resolver el conflicto creado, será más beneficioso para ambos censurar esa actitud y no perdonar hasta que se solucione, si quieren ser felices a la larga”, explica McNulty.Cuanto más se perdone a una pareja más desagradable será.
Cada pareja tiene sus propias limitaciones y debe ser flexible a la hora de abordar los problemas que inevitablemente aparecerán durante la convivencia. No es posible generalizar en estos asuntos, lamentan los investigadores, ni existe un protocolo sobre la manera ideal de comportarse en una relación. Sin embargo, identificar los problemas y visibilizar la contrariedad cuando algo no va bien es una regla básica que comparten las parejas que han llegado a la vejez con un mayor grado de satisfacción. “Definitivamente, se ha demostrado que el perdón sistemático no está relacionado con que la pareja sea más feliz, sino todo lo contrario”, añade el psicólogo.

Las relaciones en pareja, un antídoto contra la depresión.

Los vínculos entre las relaciones amorosas, la salud y el bienestar han sido ampliamente analizados desde hace varias décadas. “Sabemos que las relaciones sentimentales, así como la correcta integración social, disminuyen el riesgo de muerte prematura”, explica la psicóloga Paula Pietromonaco de la Universidad de Massachusetts. La teoría del apego (o de los afectos) explica cómo los individuos cuentan con otra persona como referente emocional a la que acudir cuando se está angustiado o se está pasando por un importante bache vital. Evitar las discusiones puede acabar produciendo ansiedad y depresión.

En la edad adulta, según Pietromonaco, este referente es “frecuentemente” la pareja o el cónyuge, que se convierte en un apoyo muy importante, “especialmente, cuando las personas se enfrentan a un acontecimiento estresante, pues son su fuente de consuelo y tranquilidad contribuyendo a que el otro individuo se sienta mejor”.

En un estudio presentado en la convención por esta psicóloga, y en el que participaron unos dos centenares de personas recién casadas, se descubrió que la vida en pareja altera los niveles de cortisona, lo que contribuye a predecir enfermedades mentales, como la depresión y la ansiedad, que descienden cuando hay problemas conyugales. Al relacionar estos patrones con la salud mental se concluye que las parejas que intentan evitar las discusiones son a la larga las que más problemas de ansiedad y depresión sufren.

El apoyo psicosocial disminuye el riesgo a tener bebés prematuros
Esta psicóloga y su equipo llevaron a cabo otra serie de análisis para determinar el grado de interacción entre el bienestar de las parejas y la salud en general. Así, en uno de los estudios se concluyó que las mujeres embarazadas con un fuerte apoyo psicosocial eran más susceptibles de tener un hijo sano, con un desarrollo óptimo del feto y con menos posibilidades de tener hijos prematuros. El bienestar del matrimonio está asociado a la longevidad.

Estas líneas de investigación todavía tienen un corto recorrido, por lo que los propios autores advierten sobre la necesidad de seguir concretando los resultados. “Aunque los estudios que relacionan la psicología con la salud están empezando a tener en cuenta los efectos del estado emocional de las parejas, estos resultados todavía no se han utilizado para ayudar a las personas a combatir enfermedades crónicas como el cáncer o la diabetes”, lamenta Pietromonaco. Una contribución que podría ser muy útil para que las personas encargadas de cuidar a los pacientes les ayuden a afrontar mejor la enfermedad.

Fuente: El Confidencial  http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2012/08/04/las-consecuencias-positivas-de-discutir-con-tu-pareja-103223/

jueves, 2 de agosto de 2012

Técnicas de relajación en video

Técnicas de relajación en video. Las he encontrado en You Tube (subido por "granada psicólogos"), y es uno de los audiovisuales más aceptables desde mi punto de vista, que resume en 15 minutos  técnicas de relajación, respiración y visualización guiadas para disminuir la ansiedad y el estrés

Enlace donde las podéis ver y/o bajar:

martes, 31 de julio de 2012

La sonrisa es como una píldora contra el estrés

Poner “al mal tiempo buena cara” reduce la frecuencia cardiaca en situaciones difíciles, demuestra un estudio


El refrán “al mal tiempo buena cara” ya tiene una base científica. Una investigación realizada por especialistas de la Universidad de Kansas ha demostrado que sonreír cuando se está padeciendo una situación de estrés ayuda a frenar los efectos nocivos del nerviosismo sobre el organismo, al reducir la frecuencia cardiaca. Además, las personas que sonríen se recuperan mejor de los eventos estresantes pasados. Los resultados del presente estudio redundan en los efectos positivos de la sonrisa y de la risa para la salud, ya constatados en estudios previos.

“Al mal tiempo buena cara”. En muchas ocasiones hemos escuchado esa expresión, sobre todo cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles. ¿Pero existe alguna verdad en esa frase hecha? Sentirnos bien a menudo nos hace sonreír, sin embargo, ¿puede funcionar la sonrisa también en la otra dirección? ¿Realmente sonreír puede ayudarnos a sentirnos mejor?

Al parecer sí, a juzgar por los resultados de un estudio realizado por las psicólogas Tara Kraft y Sarah Pressman, de la Universidad de Kansas, en Estados Unidos.

En la investigación, cuyos resultados aparecerán pronto en Psychological Science, la revista de la Association for Psychological Science de Estados Unidos, se analizaron de los beneficios potenciales de la sonrisa.

Para ello, las psicólogas observaron cómo diferentes tipos de sonrisa, así como la conciencia de la sonrisa, afectaba a la capacidad de los individuos para recuperarse de episodios de estrés.

“Antiguos refranes, como ‘al mal tiempo buena cara’ han sugerido siempre que la sonrisa no solo es un importante indicador no verbal de la felicidad”, explica Kraft. Además, la sonrisa también puede ser una importante herramienta “para afrontar los sucesos estresantes de la vida”, añade la científico.

Con este estudio, ella y Pressman quisieron “examinar si esos refranes tenían una base científica, si la sonrisa podía verdaderamente tener beneficios relevantes para la salud”.

Estrés inducido y mediciones

En general, las sonrisas se dividen en dos categorías: las sonrisas estándar, en las que están implicadas los músculos que rodean a la boca; y las sonrisas genuinas o de Duchenne, en las que están implicados los músculos cigomático mayor y menor cerca de la boca, los cuales elevan la comisura de los labios, y el músculo orbicular cerca de los ojos, cuya contracción eleva las mejillas y produce arrugas alrededor de los ojos.

Una investigación previa ya había demostrado que las emociones positivas pueden ayudar en momentos de estrés, y que la sonrisa puede afectar a las emociones. Sin embargo, el trabajo de Kraft y Pressman es el primero de su tipo en el que se han manipulado experimentalmente los tipos de sonrisas humanas, con el fin de examinar los efectos de estas expresiones sobre el estrés.

Para su estudio, las investigadoras reunieron a un total de 169 voluntarios de una universidad norteamericana. El proceso incluyó dos fases: entrenamiento y pruebas.

Durante la fase de entrenamiento, los participantes se dividieron en tres grupos, y cada uno de ellos fue entrenado para mantener una expresión facial diferente. Sosteniendo palillos en la boca, todos ellos forzaron sus músculos faciales para que estos formaran bien una expresión facial neutra bien una sonrisa estándar o bien una sonrisa de Duchenne.

Los palillos resultaron esenciales para esta tarea, ya que obligaban a los voluntarios a sonreír, incluso cuando no eran conscientes de que lo estaban haciendo. En total, la mitad de los miembros del grupo fueron entrenados para sonreír realmente.
Resultados obtenidos

En la fase de pruebas, se pidió a los participantes que trabajasen en diversas actividades. Lo que los participantes no sabían era que estas pruebas habían sido diseñadas para resultar estresantes.

En la primera actividad inductora de estrés se les pidió que trazaran una estrella con su mano no dominante mirando el reflejo de su dibujo en un espejo, en lugar de directamente. La segunda actividad inductora de estrés consistió en que los participantes sumergieran una mano en agua helada.

Durante la realización de estas dos tareas, los participantes mantuvieron los palillos antes mencionados en la boca, tal y como lo habían hecho durante el entrenamiento. Las investigadoras, por su parte, midieron la frecuencia cardiaca y los niveles de estrés autoinformado de los participantes.

Los resultados revelaron que la sonrisa sí influye en el estado mental: en comparación con los participantes que mantuvieron expresiones faciales neutras, los participantes sonrientes y, en particular, aquellos que mantuvieron una sonrisa de Duchenne, presentaron niveles más bajos de frecuencia cardíaca después de recuperarse de las actividades estresantes realizadas.

Los participantes que llevaron palillos que les obligaban a sonreír, pero a los que no se les dijo explícitamente que debían sonreír como parte del entrenamiento, también informaron de una disminución menor de los afectos positivos, en comparación con aquellos voluntarios que mantuvieron expresiones faciales neutras.

Estos hallazgos demuestran que sonreír durante situaciones estresantes breves puede ayudar a reducir la intensidad de la respuesta del organismo al estrés, independientemente de que nos sintamos realmente felices o no.

"La próxima vez que se encuentre en medio de un atasco o que esté experimentando algún otro tipo de estrés, puede intentar esbozar una sonrisa durante un momento. No sólo va a ‘aguantar’ mejor su situación psicológicamente, sino que además así ayudará a mantener la salud de su corazón”, recomienda Pressman.

La risa también funciona

Los resultados del presente estudio coinciden con los hallazgos de una investigación anterior, realizada en 2006 por especialistas de la Loma Linda University de California con 16 hombres sanos que no habían hecho ejercicio físico ni recibido medicación alguna.

En ella, se constató que sonreír alegremente cambia la química de la sangre, protege al organismo contra la enfermedad y la depresión, y detiene las enfermedades cardiacas.

La razón: la sonrisa tendría un efecto en el cuerpo a un nivel químico, que provoca en quien sonríe un bienestar físico de 24 horas de duración.

Por otro lado, una investigación realizada en 2010, también en la Loma Linda University, demostró que la risa provoca el mismo efecto que el ejercicio físico moderado: abre el apetito, reduce el estrés y mejorar el funcionamiento del sistema inmune.

lunes, 30 de julio de 2012

¿Hay relación entre el clima organizacional y el desgaste profesional?


CLIMA LABORAL Y SÍNDROME DE BURNOUT

El Ambiente competitivo de las empresas demanda mayor implicación laboral de sus  trabajadores, trabajadores comprometidos. Pero también se precisa una empresa comprometida con sus trabajadores, porque en muchos casos son las características organizacionales las que influyen negativamente en el rendimiento laboral y en la propia eficacia empresarial.  Como señala margarita Dávila, un clima laboral inadecuado puede provocar estrés laboral, desmotivación y frustración como consecuencia de expectativas personales y profesionales no cumplidas ante un desequilibrio percibido entre la inversión de tiempo y esfuerzo realizada en la ejecución de su trabajo y los resultados obtenidos en cuanto a percepciones, estabilidad, reconocimiento social etc.

En este ambiente los trabajadores pueden “quemarse” y sufrir un desgaste profesional o Síndrome de Burnout.
           El síndrome de burnout es un padecimiento que a grandes rasgos consistiría en la presencia de una respuesta prolongada de estrés en el organismo ante los factores estresantes emocionales e interpersonales que se presentan en el trabajo, que incluye fatiga crónica, ineficacia y negación (Montero-Marín, Jesús; García-Campayo, Javier, 2010). El síndrome de burnout es una combinación de estresores del entorno social, laboral y personal del sujeto, intervienen asimismo factores demográficos y organizacionales. Se ha encontrado en múltiples investigaciones que el síndrome se desarrolla especialmente cuando el trabajo supera las ocho horas diarias, cuando no se ha cambiado de ambiente laboral en largos periodos de tiempo y cuando la remuneración económica es inadecuada. Nosotros podríamos añadir que un clima organizacional deficitario puede condicionar también este tipo de respuesta en los trabajadores.

Las organizaciones, en general, encuentran demandas internas y externas, básicamente debido a cambios efectuados en el entorno o por necesidades de cambio (cambios culturales, sociales y económicos, nuevas tecnologías, mayor competencia…) Son factores, entre otros, que condicionan el nuevo escenario de cualquier organización y las demandas por calidad, eficiencia y equidad del sistema organizacional. En este sentido, Maldonado (2006) y Pérez de Maldonado (2000) coinciden en plantear la necesidad de que las prácticas laborales estén dirigidas a crear un clima o atmósfera afectiva, considerando el factor humano, que facilite los procesos de desarrollo del personal de las organizaciones pues cualquier proyecto que desestime la influencia del área personal del individuo en su actividad diaria, minimiza las ganancias que la organización pudiera obtener como consecuencia del mismo.

Una de los aspectos a tener en cuenta es por tanto la optimización del clima laboral de la empresa. Pérez de Maldonado (1997; 2000; 2004) plantea que el ambiente de trabajo o clima organizacional puede ser entendido como un fenómeno socialmente construido, que surge de las interacciones individuo-grupo-condiciones de trabajo, lo que da como resultado un significado a las experiencias individual y grupal.  Los resultados organizacionales son precisamente consecuencia de estas interacciones, que se dan de manera dinámica y cambiante.

El clima laboral de una organización o empresa se valora en base a  diferentes variables que interactúan entre sí. Tomemos como referencia los aspectos que se evalúan con el CLA (S. Corral y J. Pereña):
-          Referidas a la Empresa: Organización, Implicación, Innovación, Información

-          Referidas a la Persona: Autorrealización, Condiciones, Relaciones y Dirección.

          Cualquier organización, cualquier empresa, sea una pequeña empresa, una mediana empresa o una gran organización, debería incluir como parte de su plan de gestión, una medición del clima organizacional a fin de formular objetivos de mejora y realizar un plan  de optimización en este sentido. Los beneficios son múltiples, tanto para la empresa, como para sus trabajadores, variables que van íntimamente unidas. Por otra parte, considerar el clima laboral, no sólo proporciona eficacia a la organización empresarial sino que además sería una medida preventiva para problemas tales como el Síndrome de Burnout.


Laura Fátima Asensi Pérez
          Psicóloga Especialista en Psicología Clínica
          Psicóloga Jurídico-Forense

                         2012


domingo, 29 de julio de 2012

La influencia de la Felicidad en el estado de la Salud

Científicos, médicos y psicólogos debatirán sobre la influencia de la felicidad en el estado de salud

Destacados científicos, médicos y psicólogos participarán del 10 al 12 de septiembre en Santander en el encuentro 'La influencia de la felicidad en el estado de la salud', organizado por el Instituto Coca-Cola de la Felicidad dentro de los Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).



  • EUROPA PRESS.

  • Destacados científicos, médicos y psicólogos participarán del 10 al 12 de septiembre en Santander en el encuentro 'La influencia de la felicidad en el estado de la salud', organizado por el Instituto Coca-Cola de la Felicidad dentro de los Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).

    El encuentro, que se desarrollará en el Palacio de la Magdalena, contará con la presencia de la experta Elaine Fox, profesora de Psicología Cognitiva de la Universidad de Essex (Inglaterra) e investigadora del departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Oxford.

    Elaine Fox es autora de más de 90 publicaciones científicas e impartirá la conferencia 'Optimismo, ¿Bueno para ti?'. En su última obra, 'Un mundo feliz', Fox demuestra que, a pesar de que el pesimismo y el optimismo están profundamente conectados con el cerebro humano, es posible modificarlos. Así, señala que aunque todas las personas tienen una predisposición genética, también cuentan con una serie de herramientas que permiten rediseñar el cerebro y usar esa capacidad para mejorar la felicidad y el bienestar.

    En el encuentro también participará la escritora y filósofa Elsa Punset, autora de libros como 'Una mochila para el universo', 'Brújula para navegantes emocionales' o 'Inocencia radical', que impartirá la conferencia 'Emociones positivas y salud'.
    Por su parte, el también escritor y filósofo Javier Sádaba abordará en su ponencia 'La felicidad, salud y vida cotidiana'.

    La psicóloga Laura Rojas-Marcos, autora del libro 'Hablar y aprender' y que tras los atentados de las Torres Gemelas ofreció asistencia psicológica a las víctimas del atentado del 11-S, explicará cómo nuestro pensamiento influye en nuestra realidad.
    Además, el médico y escritor Albert Figueras, experto en el avance de la neurociencia en la vida cotidiana, abordará los diferentes tipos de aprendizajes sobre felicidad desde el punto de vista de diversas disciplinas. En tanto, el doctor en Medicina Vicente Simón, catedrático de Psicobiología de la Universidad de Valencia y que desde hace unos 15 años se dedica al estudio de la conciencia, impartirá la conferencia 'Mindfulness y felicidad'.

    El escritor y doctor en Psicología Javier Urra analizará la importancia de la actitud para aproximarse al bienestar, mientras que el catedrático de Psicopatología de la Universidad Complutense de Madrid Carmelo Vázquez ofrecerá la conferencia 'La medida de la felicidad: impulsando nuevas ideas', en la que recogerá los últimos avances en el estudio de la felicidad.

    Asimismo, durante la cita se celebrarán dos mesas redondas que abordarán el papel de la felicidad en el estado de salud y la felicidad en el día a día.

    El doctor en Medicina, Jesús Sánchez Martos, quien dirige el encuentro, será el encargado de cerrar el ciclo de conferencias con la ponencia 'Tratamiento y trato: el tacto de las emociones'. La clausura correrá a cargo del presidente del Instituto Coca-Cola de la Felicidad, Carlos Chaguaceda.

    El encuentro está dirigido a académicos, científicos y publico en general interesado en el estudio de la influencia que tiene el nivel de la felicidad en la percepción del estado de la salud. Para asistir, los interesados deben inscribirse en la web de la UIMP http://www.uimp.es/estudiantes/cursos-de-verano-santander-2012.htm. Asimismo, el Instituto Coca-Cola de la Felicidad ofrecerá cinco becas que incluyen alojamiento, manutención y traslados a través de la web www.institutodelafelicidad.com

    sábado, 28 de julio de 2012

    La Depresión: síntomas, causas y tratamientos

    Sobre la Depresión. Recomendable a nivel informativo:

    Un folleto detallado que describe los síntomas, causas, y los tratamientos para la depresión, con información sobre como conseguir ayuda y sobrellevar la enfermedad.




  • ¿Qué es la depresión?
  • ¿Cuáles son los diferentes tipos de depresión?
  • ¿Cuáles son los síntomas de la depresión?
  • ¿Qué enfermedades coexisten con la depresión?
  • ¿Qué causa la depresión?
  • ¿Cómo experimentan las mujeres la depresión?
  • ¿Cómo experimentan los hombres la depresión?
  • ¿Cómo experimentan los ancianos la depresión?
  • ¿Cómo experimentan los niños y los adolescentes la depresión?
  • ¿Cómo se detecta y trata la depresión?
  • ¿Cómo puedo ayudar a un amigo o familiar deprimido?
  • ¿Cómo puedo ayudarme si estoy deprimido?
  • ¿Dónde puedo ir para obtener ayuda?
  • ¿Y si yo o alguien que conozco está en crisis?
  • Referencias
  • Para más Información



  • Lo podéis encontrar (en español) en: National Institute of Mental Health
    http://www.nimh.nih.gov/health/publications/espanol/depresion/complete-index.shtml

    ¿Cómo afecta la ansiedad en nuestras decisiones?


    Ilustración del artículo
    [Fecha: 2012-07-26]
    La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que hay 450 millones de personas en todo el mundo que padecen un problema de salud mental. En Europa, esta cifra representa casi el 20 % de la población enferma.

    Una de cada cuatro personas padecerá un problema de salud mental en algún momento de su vida, y la ansiedad es uno de las más comunes, que afectará a su capacidad para desenvolverse en la vida diaria y mantener relaciones con los que les rodean. Ahora, dos investigadoras han publicado los resultados de un estudio en el que describen la influencia directa que ejerce la ansiedad, junto con el miedo y el temor intensos que provoca, en los procesos diarios de toma de decisiones.

    Las Dras. Elizabeth Phelps y Catherine Hartley, ambas de la Universidad de Nueva York (Estados Unidos) investigaron exactamente cómo afecta la ansiedad en la toma de decisiones tras quedar impresionadas por la «escasez sorprendente» de investigaciones que existe sobre cómo influyen los trastornos de ansiedad en nuestra capacidad para adoptar decisiones, a pesar de la gravedad del tema y de la considerable angustia que causa a quienes la padecen,.

    Según la Dra. Phelps, los hallazgos ponen de manifiesto que la ciencia está «comenzando a ganar fuerza tras combinar trabajos científicos emergentes la toma de decisiones con el estudio de la ansiedad». A lo que añadió: «La superposición de los sistemas neurales que subyacen a la ansiedad y los procesos de toma de decisiones aporta información sobre cómo el miedo y la ansiedad alteran las elecciones».

    La investigación ha adoptó además un enfoque neuroeconómico, definido como un ámbito interdisciplinario que combina herramientas de la economía, la neurociencia y la psicología para estudiar cómo el cerebro realiza estos procesos de toma de decisiones.

    «Tradicionalmente, la investigación se ha ocupado de averiguar cómo influye la ansiedad a la hora de presenciar o interpretar acontecimientos y estos mismos procesos deberían servir para perfilar cómo toman decisiones las personas con ansiedad», comentó la Dra. Hartley. Ambas científicas destacan la superposición entre los sistemas neuronales que intervienen en el miedo y la ansiedad y los implicados en los estudios relativos a la toma de decisiones económicas.

    Los circuitos contenidos en la amígdala y las cortezas insular y prefrontal participan en las tareas que suponen incertidumbre o pérdida. La amígdala es una región clave del cerebro que ayuda a regular el miedo y la ansiedad, mientras que la corteza prefrontal participa de manera esencial en el control del miedo.

    Las doctoras revisaron también un conjunto de sesgos en los procesos de toma de decisión de personas con ansiedad y concluyeron que el circuito neural que subyace al aprendizaje y la regulación del miedo podría interferir en la influencia de la ansiedad sobre las elecciones.

    En su estudio pusieron de manifiesto la forma en la que la toma de decisiones asociada a la recompensa podría verse modificada por otros circuitos neurales, como es el sistema de procesamiento emocional. El trabajo posee implicaciones para la aplicación en el futuro de la neuroeconomía en el estudio de los trastornos psiquiátricos.
    Para más información, consulte:

    Universidad de Nueva York: http://www.nyu.edu/
    Categoría: Varios
    Fuente: Universidad de Nueva York
    Documento de Referencia: Hartley, C.A. and Phelps, E.A. Anxiety and Decision-Making. Biological Psychiatry, 2012, 72(2).
    Códigos de Clasificación por Materias: Ciencias de la vida; Medicina, Sanidad; Investigación científica; Aspectos sociales

    El impacto de la violencia de género en menores


    II Congreso para el estudio de la violencia contra las mujeres. ... organizado por la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía.

    Ponencia que expusimos mi compañero Miguel Díez y yo misma. Podéis encontrar las otras dos partes de la grabación en youtube:

    http://www.youtube.com/watch?v=YZ533RO8naA  (1/3)
    http://www.youtube.com/watch?v=8p7UKFZHO_8  (3/3)