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sábado, 25 de agosto de 2018

Ataque de pánico

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Una persona a punto de un ataque de pánico tiene un presentimiento, una sensación de desastre que suele ir acompañada de síntomas cardíacos (como irregularidad o aceleración del latido cardíaco) y problemas para respirar (disnea, dolor torácico). El ataque suele iniciar de manera abrupta y aumenta con rapidez hasta alcanzar su expresión máxima; esta experiencia desagradable suele durar en total menos de media hora.

Un ataque de pánico es el miedo, en ocasiones terror intenso, que inicia de manera súbita y se acompaña de distintos síntomas clásicos de «lucha o fuga», además de algunos otros, como dolor torácico, escalofríos, calor excesivo, ahogamiento, disnea, frecuencia cardíaca rápida o irregular, hormigueo o adormecimiento, sudoración excesiva, náusea, mareo y temblor.

Como consecuencia, las personas que lo sufren pueden tener una sensación de irrealidad o temer estar perdiendo la cabeza o muriendo.

-     Son comunes (quizá 30% de los adultos ha experimentado por lo menos uno). Los ataques de pánico pueden tener una incidencia muy variable, desde sólo unos cuantos episodios en la vida hasta muchas veces por semana en otras personas. Algunos pacientes incluso despiertan por la noche con ataques nocturnos.

El paciente puede encontrarse tranquilo o ansioso cuando comienzan a intensificarse los síntomas de pánico.

Los ataques de pánico pueden presentarse sin otros síntomas o relacionados con otros trastornos más, entre los que se encuentran agorafobia, trastorno de ansiedad social, fobia específica, trastorno de estrés postraumático (TEPT), trastornos del estado de ánimo y trastornos psicóticos. También pueden formar parte del trastorno de ansiedad
debido a otra afección médica y del trastorno de ansiedad inducido por sustancias.




Como consecuencia de ataques de pánico inesperados, el paciente teme que se presenten de nuevo o trata de evitar el desarrollo de ataques adicionales tomando medidas (ineficaces) como abandonar las actividades que alguna vez prefirió o evitar acudir a sitios en los que los ataques han ocurrido.

El trastorno de pánico es un trastorno de ansiedad frecuente en el que el paciente experimenta ataques de pánico inesperados (por lo general, muchos, pero siempre más de uno) y le preocupa desarrollar algún otro. 

Si bien los ataques de pánico suelen ser no inducidos, también se presentan ataques con predisposición situacional o inducidos/con vínculo externo.

Una minoría importante tendrá ataques de pánico nocturnos, así como durante la vigilia. Aproximadamente la mitad de los pacientes con trastorno de pánico también desarrolla síntomas de agorafobia, aunque en muchos casos no ocurre.

Por lo general, el trastorno de pánico inicia poco después de los 20 años. Es uno de los trastornos de ansiedad más frecuentes.

Los ataques de pánico o los trastornos psicológicos que pueden conllevar como indicador un ataque de pánico, son tratables.

Fuente: Morrison, J. (2015). DSM-5® Guía para el diagnóstico clínico. Editorial El Manual Moderno.


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